El l¨ªder se pone serio
Llevaba un tiempo con el freno echado, como si le pesara sentirse un equipo de Primera Divisi¨®n. Estaba el H¨¦rcules remol¨®n y perezoso. Incluso gris. Hab¨ªa sido el mejor equipo de la categor¨ªa, hasta el punto de colocar un oc¨¦ano de puntos entre ¨¦l y los dem¨¢s. Hasta que, de golpe, se durmi¨®.Y roncando estaba cuando recibi¨® la visita del Alav¨¦s, un conjunto indeciso a la hora de presentar su candidatura en las alturas. Y menuda manera tuvo el H¨¦rcules de despertarse. No estaban sobre el c¨¦sped sus tres extranjeros, Pavlicic, Visjnic y Jankovic. Como si nada. El resto se bastaron para reducir a cenizas al Alav¨¦s (6-2). Claro que los vitorianos siempre pueden agarrarse a una agotadora excusa, porque las 13 horas que se pasaron en un tren rumbo a Alicante se antojan desesperantes.
Pero el que de verdad est¨¢ reducido a cenizas es el Marbella. Se enfrent¨® en su casa al Toledo en la que pod¨ªa ser su pen¨²ltima, oportunidad de sobrevivir. Pero fue la ¨²ltima. S¨®lo la derrota del Athletic en Mallorca evita que el cuadro andaluz sea ya, oficialmente, equipo de Segunda B. Pero el detalle no deja de tener aspecto de menudencia. Porque tendr¨ªa que ocurrir que el Marbella ganara los seis partidos que restan; y que el Athletic los perdiera; y que aqu¨¦l goleara a todos a sus rivales; y que ¨¦ste fuera goleado. O sea, que el Marbella ha descendido
Quiz¨¢ lo peor de este equipo es que est¨¢ abandonado a su mala suerte. Ayer, en el estadio, alguien se invent¨® una especie de concurso period¨ªstico. El reto era averiguar el n¨²mero de espectadores que all¨ª hab¨ªa. Parec¨ªa tarea f¨¢cil. Un cronista radiof¨®nico lleg¨® a asegurar que s¨®lo contaba 78 personas. De esperpento. Alguno m¨¢s hab¨ªa, eso s¨ª.
Pero ya no es momento de llorar. Ah¨ª est¨¢, como meritorio ejemplo de quien aparca las l¨¢grimas, el del Sestao, un club que agonizaba hasta el punto de que sus jugadores tuvieron que convertirlo en una cooperativa. El s¨¢bado, ellos, los due?os del club, dieron una soberana lecci¨®n. Disfrazados de sufridores, casi de costaleros, le echaron un arrojo tan brutal al asunto que derribaron a un equipo de la talla del Madrid B. Este tipo de detalles, igual que la goleada del H¨¦rcules, garantizan el espect¨¢culo. Porque cuando el l¨ªder se pone serio el resto de aspirantes deben de echarse a temblar o, en su defecto, a llorar.
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