No hace tanto, Ballesteros

No hace m¨¢s de dos a?os, Severiano Ballesteros, que ma?ana cumplir¨¢ 39 a?os, era portada en todas las revistas de golf en las fechas previas al Masters. El jugador c¨¢ntabro se bastaba y sobraba para simbolizar todo el poder del golf europeo, entonces terrible para Estados Unidos: seis de los ¨²ltimos ocho Masters han sido ganados por jugadores del viejo continente. Este a?o, Ballesteros ya no es portada. Podr¨ªa ocuparla si las revistas se ocuparan de las desgracias, pero tambi¨¦n en ese terreno, Ballesteros se ver¨ªa superado por otro espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, ganador del Masters en 1994 y ausente este a?o por sus problemas de salud."Ballesteros es un misterio dentro de una adivinanza envuelto en un enigma". Los analistas estadounidenses no se recatan en recurrir a citas de Winston Churchill para intentar describir lo indescriptible. Es el trato m¨¢s benigno que pueden dar al ganador del Masters de 1980 y 1983, al hombre que a¨²n mantiene el r¨¦cord de precocidad en el primer grande de la temporada -lo gan¨® a los 23 a?os y cuatro d¨ªas-, al golfista que abri¨® las puertas de Europa al torneo m¨¢s tradicional y restringido.

Porque Ballesteros vive las horas m¨¢s bajas de su carrera, coincidiendo, parad¨®jicamente, con el mayor reconocimiento a su carrera, la designaci¨®n como capit¨¢n del equipo europeo de la Ryder Cup para 1997.

El descanso de cinco meses que se tom¨® en septiembre pasado para liberar la mente de presiones no le ha sentado nada bien. En lo que va de a?o ha iniciado cuatro torneos, pero en total s¨®lo ha disputado ocho vueltas y media: en dos-Marruecos y Marietta- no pas¨® el corte y en otro -el TPC- se retir¨® en la primera vuelta aquejado de fuertes dolores en la espalda. Unos registros y una degeneraci¨®n en su juego que tambi¨¦n han despertado sentimientos de conmiseraci¨®n entre sus pares. "Creo que est¨¢ cansado de luchar contra su espalda", dijo el veterano Fuzzy Zoeller, quien le recomend¨® que se pusiera en manos del cirujano de Nueva York que le hab¨ªa operado a ¨¦l en dos ocasiones. "Sinceramente, no s¨¦ lo mal que lo hizo Ballesteros, yo golpeaba tan bien que no quise mirarle a ¨¦l", dijo Robert G¨¢mez, su compa?ero de partido en el TPC.

Quien piense que con esos antecedentes Ballesteros no deber¨ªa disputar el Masters est¨¢ equivocado: el c¨¢ntabro no conoce la palabra rendici¨®n.