?Mal servicio y buen negocio?
?NEGOCIO O servicio sanitario p¨²blico? E n la mezcla de ambas cosas se sit¨²a la ra¨ªz de todos los males que afectan actualmente al sector de la farmacia. Es un servicio sanitario p¨²blico con clientela fija y pago asegurado a cargo del Estado, que financia la mayor parte del consumo de medicamentos. Pero tambi¨¦n es una empresa, con todos los beneficios que esto reporta pero sin la competencia que precisa el mercado. Salirse del cesto de la disciplina gremial impuesta por el colegio c¨®mo han hecho dos farmacias, una en Madrid y otra en Valencia, al abrir su establecimiento 24 horas al d¨ªa les ha supuesto la airada repulsa de sus colegas e intentos de intimidaci¨®n diversos.El mayor argumento de los empresarios farmac¨¦uticos para no cambiar el actual sistema es afirmar que funciona. Aunque sea a costa de incomodidades y mayor gasto para los consumidores. ?stos ya saludaron el desmantelamiento de algunos de los monopolios comerciales de las farmacias, lo que ha permitido un notable abaratamiento de precios en determinados productos tales como las leches maternizadas, que hoy pueden adquirirse en los supermercados. Otro tanto ocurre con los horarios: si el sistema actual de guardias nocturnas funciona tambi¨¦n como dice el Colegio de Farmac¨¦uticos, ?porqu¨¦ extra?a raz¨®n se llena cada noche la farmacia madrile?a pionera en su servicio continuado de 24 horas?
Mantener el actual sistema, que permite un negocio vitalicio, un puesto de trabajo transferible entre generaciones y un extra a la jubilaci¨®n gracias a traspasos millonarios, es el caballo de batalla de los colegios y las federaciones de empresarios farmac¨¦uticos. Pero es indudable que algo se est¨¢ moviendo en el tranquilo estanque del hasta ahora monopolio farmac¨¦utico. El, proyecto de ordenaci¨®n que acaba de aprobar el Gobierno regional de Extremadura -que, en la pr¨¢ctica, convierte a la farmacia en una concesi¨®n administrativa, al servicio de la comunidad- ha puesto en guardia al sector sobre cu¨¢l es el siguiente paso a dar: pedir una ley de m¨ªnimos de ¨¢mbito nacional para que nadie pueda salirse de la fila; para que si las comunidades, en el libre ejercicio de sus competencias, regulan la ordenaci¨®n farmac¨¦utica en su territorio, se vean obligadas a hacerlo dentro de los estrechos l¨ªmites actuales y no puedan seguir el ejemplo extreme?o.
Dicen que a cambio est¨¢n dispuestos a ceder en algunos l¨ªmites en horarios y distancias m¨ªnimas admisibles para la apertura de nuevas boticas. Dif¨ªcilmente concesiones de semejante modestia van a contentar a los farmac¨¦uticos en paro.
La Ley del Medicamento, base de la actual regulaci¨®n, contempla el desarrollo de una normativa espec¨ªfica para el sector. Est¨¢ por ver qu¨¦ intereses primar¨¢. Si es el de un servicio p¨²blico fuertemente subvencionado, habr¨¢ que buscar un nuevo equilibrio entre la obligatoriedad de atender a toda la poblaci¨®n por parte de las empresas farmac¨¦uticas y el coste derivado de tal sistema, que sale de los bolsillos de todos.
De no ser as¨ª, deber¨¢ ser el mercado el que acabe regulando el funcionamiento de estas empresas, siempre bajo el imprescindible control de calidad por parte de las autoridades. Pero en ning¨²n caso van a poder mantener los farmac¨¦uticos esta especie de finca en la que reciben los beneficios de un servicio p¨²blico monopolizado mientras gestionan sus empresas como si no tuvieran que rendir cuentas m¨¢s que a s¨ª mismos en esa asociaci¨®n de autodefensa del privilegio que es el colegio oficial.
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