Norman revienta el torneo
El australiano rompe los registros y deja a 10 golpes a un contento Severiano
Todo fue natural y sencillo. El campo de Augusta se abri¨® receptivo en un d¨ªa especialmente tranquilo, sus afamados greens aceptaron cualquier bola que les cayera y Greg Norman convirti¨® en tarea de rutina la masacre del torneo. Sin aspavientos (ning¨²n eagle), sin golpes bajos (ning¨²n bogey), el gran tibur¨®n blanco, de 41 a?os, en plan coser y cantar, encaden¨® nueve birdies en los ¨²ltimos 12 hoyos e hizo inevitable una versi¨®n revisada del libro de las tapas verdes que contiene los r¨¦cords de Augusta. Sus 63 golpes igualan la marca m¨¢s baja del campo, lograda por Nick Price hace 10 a?os y son el n¨²mero m¨¢s bajo de siempre en una primera ronda.Poco antes de la exhibici¨®n australiana, hac¨ªa su aparici¨®n el nuevo Ballesteros. Puntual en el Masters. Nuevo caddie, nuevos palos -"los hice, lo crean o no, en Santander en dos d¨ªas"-. Termin¨® su primera ronda con 73 golpes (+ 1). No es una mala marca para un Masters (Olaz¨¢bal hizo 74 golpes el primer d¨ªa el a?o que gan¨® en Augusta), aunque se quede a 10 golpes del l¨ªder.
Lo de Norman tir¨® al garete una preciada tradici¨®n del Masters: el campo es tan complicado, dec¨ªa, que alguien puede alcanzar los 18 greens en regulaci¨®n y, sin embargo, terminar 10 sobre par. Una aclamaci¨®n de la genialidad que puede pasar a la historia si otras tradiciones -el car¨¢cter vengativo del campo con aquellos a los que ofrece la mano y toman el brazo, y la propia forma de ser de Norman, capaz de rondas deslumbrantes y de, a continuaci¨®n, d¨ªas en los que no ve la bola- no lo remedian. A quien s¨ª dej¨® Norman en la sombra fue a la esperanza local del d¨ªa, Phil Mickelson, el zurdo de Arizona. Los 65 golpes del jugador de 25 a?os, otro registro excepcional, se quedan de segundo plato y como algo casi normal dadas las condiciones del campo -los temidos greens, dicen que de superficie similar al alicatado de un ba?o: duros resbaladizos y ondulantes- se transformaron en colchones de plumas.
El nuevo Ballesteros es lo ¨²nico que no es nuevo en la figura del golfista c¨¢ntabro, Es, m¨¢s bien, un viaje de regreso a sus or¨ªgenes. El primer golpe de Severiano Ballesteros en el Masters de 1996 fue directo al bunker de la calle del 1. El pen¨²ltimo fue un inveros¨ªmil vuelo en garfio rasante sobre la copa de un enorme roble. Cuatro horas de viaje desde la incertidumbre hasta la euforia.
Fue el d¨ªa de las dos caras del c¨¢ntabro, una persona a quien le encanta jugar con eso de las dobles personalidades. Hasta el hoyo. 14, fue el Ballesteros de la resignaci¨®n, el realista que jugaba conservador, desatinaba en las salidas e intentaba no perder muchos golpes.
El Ballesteros de los cuatro ¨²ltimo hoyos fue el otro. Hasta remed¨® a Mark Twain y su famosa declaraci¨®n: "La noticia de mi muerte era exagerada". Ayer recuper¨® su ser original y record¨® su mensaje: Muchos olvidan que yo puedo doblar la rodilla, pero es dif¨ªcil que me dejen KO.
Clasificaci¨®n
1. Greg Norman (Australia), 63 golpes (-9). 2. Phil Mickelson (EE UU), 65 (-7). 3. Bob Tway, Scott Hoch (EE UU), 67 (-5). 5. Lee Janzen (EE UU), 68 (-4). 42. Ballesteros, 73 (+ 1).
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