Sobre el Estado-hotel
El pasado 3 de abril, Jes¨²s Moster¨ªn public¨® en la secci¨®n de Opini¨®n de este diario un art¨ªculo titulado El Estado como hotel y como iglesia, en el que- se empe?aba en convencernos de que un Estado democr¨¢tico liberal ha de inspirarse en los principios organizativos de un hotel (m¨¢s que en los de una iglesia, para ser fieles a la propuesta). Deber¨¢ ser, de este modo, un establecimiento "cuyas competencias son muy limitadas", la "direcci¨®n es elegida por los clientes", "en ning¨²n caso interfiere con las libertades b¨¢sicas" de los mismos, ¨¦stos "siempre tienen raz¨®n" y "los pol¨ªticos son meros administradores. y camareros a su servicio".La idea es sugestiva s¨®lo si se interpreta como una provocaci¨®n intelectual de car¨¢cter descriptivo y elucidador, no valorativo ni prescriptivo, como, creo que es el caso incluso a pesar de su autor.
A estas alturas deber¨ªa quedar claro que no vale cualquier soluci¨®n para aquello que necesita de soluci¨®n, por lo que conviene recordar lo siguiente: un hotel tiene propietarios; el Estado, ciudadanos. El objetivo, de un hotel es el beneficio econ¨®mico de aqu¨¦llos; el de un Estado, el entendimiento p¨²blico de ¨¦stos.
En consecuencia, el principio de -interacci¨®n social de un hotel es el intercambio mercantil; el de un Estado, la reciprocidad intersubjetiva. Los hoteles administran servicios; los Estados, derechos (para ser m¨¢s expl¨ªcitos, y no abonar la confusi¨®n: deberes de los unos para con los otros). Por eso los hoteles no emprenden pol¨ªticas de protecci¨®n social ni adoptan medidas de integraci¨®n; sencillamente atienden al que paga y echan al que no lo hace.
Al hotel se va para estar y satisfacer ciertas necesidades coyunturales; en el Estado se nace, se vive y se satisfacen necesidades convivenciales. En un hotel se es servido; en un Estado se participa. El hotel es necesariamente exclusivo; el Estado, inclusivo.
En ocasiones, la simplificaci¨®n de los argumentos asociada a la extralimitaci¨®n de sus pretensiones genera l¨ªneas de pensamiento que todo lo confunden y embrollan. ?sta es una de ellas. Nada inocente, por lo dem¨¢s: muy en consonancia con ese discurso dominante presente que busca sustituir el "torpe" que hacer politico por la "eficaz" gesti¨®n econ¨®mica. Como el autor afirma, la idea suena a chiste, es cierto que no a chiste macabro, pero s¨ª a chiste pat¨¦tico.. ?Qu¨¦ proyecto pol¨ªtico cree Moster¨ªn que inspira a los regidores de Marbella?-
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