De Quebec a Bratislava
En aquellos a?os en que el r¨¦gimen de Franco aseguraba con estad¨ªsticas en la mano que gracias al Movimiento Nacional el n¨²mero de espa?oles que alcanzaban la salvaci¨®n eterna se hab¨ªa incrementado tanto en t¨¦rminos absolutos como porcentuales, un profesor de inequ¨ªvoca militancia cat¨®lica, Florentino P¨¦rez Embid, se atrevi¨® a discrepar de su superior jer¨¢rquico ministerial dici¨¦ndole aquello de "Gabriel, si ellos quieren, d¨¦jales que se condenen". Era en el Madrid de aquellos tiempos cuando los sue?o! imperiales y de servicio a la ortodoxia produc¨ªan monstruos. Entonces Pedro La¨ªn Entralgo tuvo la osad¨ªa de escribir "Espa?a corno problema" y se le cay¨® encima torrencial y apod¨ªctico Rafael Calvo Serer con aquella "Espa?a sin problema" desde la que llegar¨ªa en las postrimer¨ªas del sistema a la Junta Democr¨¢tica.Sucede que el pasado 3 de marzo -?ciudadanos, a las urnas!-, cuando parec¨ªa que los electores se pronunciaban sobre las ofertas formuladas por los candidatos, en sus respectivos programas de Gobierno por virtud de la aritm¨¦tica parlamentaria se abr¨ªan grandes oportunidades a otros especialistas en amaneceres. En efecto, concluido el escrutinio, se inici¨® un cap¨ªtulo de un¨¢nimes elogios a la inconmensurable sabidur¨ªa del pueblo espa?ol, as¨ª como de atisbos de reconocimiento a la oportunidad hist¨®rica sobrevenida para el mejor engranaje de los nacionalismos hist¨®ricos en las tareas de la gobernaci¨®n del Estado. Se sucedieron enseguida toda clase de tanteos sobre las posibilidades de investir presidente. del Gobierno al primer candidato de la formaci¨®n m¨¢s votada, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, del Partido Popular. Pero, enseguida, al lector de peri¨®dicos acorralado por la informaci¨®n, al que ha querido prevenir y alertar Joaqu¨ªn Leguina con su reciente carta, empezaron a bombardearle con munici¨®n de m¨¢s grueso calibre nada menos que sobre el ser de Espa?a.
De Catalu?a, propulsada por Converg¨¨ncia i Uni¨® cay¨® sobre Madrid la necesidad de que el candidato a la presidencia del Gobierno se apresurara a formular un reconocimiento expl¨ªcito de la naturaleza plurinacional de Espa?a. Muy h¨¢bil, Rodrigo Rato, el negociador, vio innecesaria tal declaraci¨®n porque estaba ya inscrita en la Carta Magna. Sigui¨®, enseguida, la necesidad de matizar. Algunos ve¨ªan llegado el momento de que se proclamara que Espa?a es una naci¨®n de naciones y para otros. la f¨®rmula constitucional, recogida en el art¨ªculo segundo, es m¨¢s contenida y se limita a reconocer que "la naci¨®n espa?ola, patria com¨²n e indivisible de todos los espa?oles, reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas". La borrasca se hizo notar entonces con gran aparato el¨¦ctrico sobre el noroeste con las propuestas federalizantes del fundador Manuel Fraga Iribarne. Pero, si las nacionalidades hist¨®ricas rehusaron el caf¨¦ para todos de las autonom¨ªas preparado por el inolvidable Manuel Ar¨¦valo, catedr¨¢tico de la asignatura, era evidenteque, como algunos se maliciaban, tampoco querr¨ªan la igualdad b¨¢sica establecida entre todos lo! territorios cuando se integran en un Estado federal. Con buena esgrima argumental se acu?¨® por si a¨²n valiera el t¨¦rmino de federalismo asim¨¦trico y por ah¨ª se lleg¨® al ¨²ltimo modelo, el de Quebec, verdadera insensatez, tobog¨¢n de exasperaci¨®n recurrente, que resulta de una trayectoria, la quebe?ois, ajena por completo a la Marca Hisp¨¢nica de Carlo Magno, verdadero hecho diferencial de Catalu?a si nos atenemos a. los textos y discursos de Pujol recientemente antologados como Catalu?a Espa?a. Por eso sorprende que semejante preposici¨®n apenas haya sido impugnada, tal vez en aras de evitar cualquier desavenencia.
Pero adem¨¢s, hasta el momento, Quebec es el modelo de una frustraci¨®n que ya ha sido atribuida por los secesionistas al voto cautivo de los indeseados inmigrantes, seg¨²n pudimos saber tras la proclamaci¨®n de los resultados adversos del ¨²ltimo refer¨¦ndum. Por eso, es m¨¢s ilustrativo el caso de la joven Rep¨²blica de Eslovaquia, que ha logrado su plena soberan¨ªa e independencia tras la escisi¨®n de terciopelo, efectuada en la anterior Rep¨²blica de Checoslovaquia. El resultado, seg¨²n informan recientes viajeros, es que el Gobierno de Meciar y de sus embanderados sacrifica cada d¨ªa las libertades p¨²blicas m¨¢s preciadas en aras de las siempre crecientes necesidades de la construcci¨®n del nacionalismo, del fer pa¨ªs, mientras toda Bratislava retumba con los argumentos de la conspiraci¨®n internacional contra Eslovaquia y las autoridades eslovacas hablan sin cesar del enemigo interior. As¨ª que, de modo preventivo, habr¨ªa que recomendar la lectura de los textos de Ralf Dahrendorf sobre el Estado nacional heterog¨¦neo, "¨²nico marco en el que los derechos civiles, en cuanto principios de participaci¨®n, resultan efectivos". Queda una plaza m¨¢s disponible para Quebec y para Bratislava.
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