Del socialismo musical al 'socialismo o muerte'
El Gobierno cubano conmemora hoy el 35? aniversario de la proclamaci¨®n del car¨¢cter socialista de la revoluci¨®n
Hoy hace justamente 35 a?os que Fidel Castro proclam¨® el car¨¢cter socialista de la revoluci¨®n cubana. Fue en un acto masivo en durante el funeral por las v¨ªctimas del bombardeo que antecedi¨® a la invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos. Castro ten¨ªa entonces 35 a?os, era primer ministro y aquel 16 de abril de 1961 se dirigi¨® a una multitud enardecida. "Lo que no pueden perdonarnos", explic¨® con vehemencia, "es que hayamos hecho una revoluci¨®n. socialista en las propias narices de Estados Unidos". La gente, armada y pachanguera, respondi¨® a aquella declaraci¨®n con gritos de "?Fidel, Jruschov, estamos con los dos!", y "?Pa'lante, pa'lante, y al que no le guste que tome purgante!".De esta forma singular, la revoluci¨®n cubana, que hasta ese momento hab¨ªa sido "verde como las palmas", se ti?¨® de rojo. Durante un tiempo fue un rojo joven, criollo y suav¨®n. Pero poco a poco, aquel primer socialismo cubano, barbudo y musical, deriv¨® en otro "real" y m¨¢s met¨¢lico, calcado en muchos aspectos del de la URSS.
Fueron varios los factores que influyeron en ese tr¨¢nsito: la invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos, la crisis de los misiles, el bloqueo y la pol¨ªtica agresiva norteamericana, el exceso de idealismo y la ineficiencia del sistema, la guerra fr¨ªa, y tambi¨¦n el voluntarismo econ¨®mico, que llev¨® a fracasos como el de la zafra de los 10 millones.
Todas aquellas circunstancias y desastres ayudaron a que las autoridades se Ilenasen de realismo" y a que comprendiesen que para que la revoluci¨®n cubana subsistiese, el compromiso con Mosc¨² deb¨ªa ser serio y estable. Como era previsible, el oleoducto de rublos trajo la seguridad econ¨®mica, pero tambi¨¦n la ineficacia, el estancamiento y los funcionarios.
Apareci¨® la burocracia. Tambi¨¦n la ortodoxia, los esquemas y la intransigencia ideol¨®gica, y un buen d¨ªa se prohibieron las canciones de los Beatles, los pantalones de campana y el pelo largo. Otra ma?ana se dijo que hasta los vendedores particulares de caf¨¦ deb¨ªan integrarse a una gran y ¨²nica empresa socialista, pues deb¨ªan convertirse en proletarios, ya que era la ¨²nica forma de erradicar definitivamente de la sociedad el ego¨ªsmo, el individualismo y la mentalidad peque?oburguesa.
Con vaivenes, el socialismo cubano fue avanzando y en 1975 se celebr¨® el I Congreso del Partido Comunista de Cuba, justo cuando las primeras tropas cubanas entraron en combate en Angola. Cuba se integr¨® plenamente al Consejo de Ayuda Mutua Econ¨®mica (Comecon) de los pa¨ªses socialistas, y la llegada de subsidios y cr¨¦ditos millonarios hizo que en la isla se instalase un cierto bienestar sin lujos, un socialismo relajado, con jam¨®n y cigarros sin cola.
Fue la ¨¦poca del m¨¦dico de la familia y de las grandes obras sociales, y aunque el descontrol y la ineficiencia no s¨®lo se mantuvieron sino que aumentaron, en aquel tiempo se construyeron miles de viviendas, hospitales y centros deportivos. En la d¨¦cada de los ochenta, la econom¨ªa creci¨® a un ritmo estable de un 5% anual, y el nivel de vida de los cubanos aument¨® compensando otros males y contradicciones del sistema.
La relativa tranquilidad econ¨®mica trajo tambi¨¦n un cierto relajamiento de las costumbres, y as¨ª el socialismo cubano se fue haciendo un poco m¨¢s flexible. Pero esto dur¨® s¨®lo hasta que se produjo el estallido de la Europa del Este y la desintegraci¨®n de la URSS. Antes de que esto ocurriese, en 1989, el presidente cubano advirti¨® en un discurso premonitorio que, aunque Cuba se quedase sola, continuar¨ªa defendiendo el marxismo-leninismo. Fidel Castro pronunci¨® entonces la consigna que hasta hoy se mantiene vigente: socialismo o muerte.
El Gobierno cubano se enroc¨® en la resistencia. Y con ella llegaron los apagones de 10 horas, los bueyes, las bicicletas chinas y la peor crisis de la historia de la revoluci¨®n. Tambi¨¦n el boniato y las viejas movilizaciones masivas para trabajar en el campo, y esta pol¨ªtica de autarqu¨ªa mand¨® hasta que en 1993 se inici¨® un proceso de apertura econ¨®mica y reformas, cuyo s¨ªmbolo m¨¢s conocido fue la legalizaci¨®n del d¨®lar.
Consignas diluidas
A partir de entonces, la consigna socialismo o muerte se fue diluyendo entre los cambios, y a medida que cuajaba una nueva inversi¨®n de un socio capitalista extranjero, o se aprobaba la vuelta al trabajo de los vendedores particulares de caf¨¦ y se legalizaban los restaurantes privados -eso s¨ª, con un l¨ªmite de 12 sillas-, o se daban muestras de tolerancia con ciertos disidentes, muchos pensaron que el socialismo cubano se aguar¨ªa hasta diluirse en un "socialismo de mercado", o en un "capicastrisino".Sin embargo, el pasado 23 de marzo, el Bur¨® Pol¨ªtico del Partido Comunista de Cuba lanz¨® un documento program¨¢tico que ratifica el socialismo o muerte como ¨²nica alternativa en la isla. Fidel Castro, al comentar el informe, dijo que marcaba el inicio de una "fuerte batalla ideol¨®gica" y afirm¨® que "el socialismo en Cuba no tiene alternativa". En esta ocasi¨®n el auditorio no era una multitud armada y entusiasta, sino los 200 miembros que integran el Comit¨¦ Central del Partido Comunista. El socialismo cubano cumpl¨ªa 35 a?os, y quiz¨¢ por ello aquella gente no se acord¨® del lema que grit¨® un d¨ªa, y que dec¨ªa: "iPa`lante, pa'lante, y al que no le guste que tome purgante!".
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