Consejo de guerra a dos 'marines' que se negaron a hacer fichas de ADN
Debate en EE UU por las pruebas gen¨¦ticas obligatorias
Iba a ser una prueba m¨¦dica rutinaria para unos 20 infantes de marina estadounidenses que hab¨ªan llegado a una cl¨ªnica militar de una base hawaiana, justo antes de ser desplegados en el extranjero. Cuando se les pidi¨® que aportaran sangre y muestras de c¨¦lulas del carrillo para catalogaci¨®n de su ADN, dos de los marines se echaron atr¨¢s y comenzaron a hacer preguntas sobre el uso que se dar¨ªa al material gen¨¦tico y sobre protecci¨®n de la intimidad. A partir de ayer los marines VIacovsky y Mayfleld se enfrentan a un consejo de guerra.
El cabo Joseph Vlacovsky, de 25 a?os, y el soldado de primera John Mayfield, de 21, se enfrentan desde ayer a un consejo de guerra en Hawai, y corren el riesgo de pasar seis meses en la c¨¢rcel, perder su graduaci¨®n y ser expulsados del ej¨¦rcito por mala conducta, por su negativa a participar en el esfuerzo que el Departamento de Defensa realiza desde hace cuatro a?os para almacenar una gigantesca base de datos de ADN del personal militar y civil.Pero lo que el Cuerpo de Marines trata como un caso obvio de desobediencia ha arrastrado a todo el Departamento de Defensa a un debate nacional, cada vez m¨¢s intenso, sobre si el aumento de las pruebas gen¨¦ticas podr¨ªa llevar a que las empresas, aseguradoras m¨¦dicas, colegios, y otras instituciones discriminaran a las personas en funci¨®n de su ADN. Algunos investigadores ya han informado de casos en los que se neg¨® un empleo a personas sanas a causa de genes an¨®malos que revelaban susceptibilidad a diferentes enfermedades.
El Pent¨¢gono afirma que s¨®lo quiere las muestras de ADN para identificar los restos del personal fallecido en acto de servicio. Como el ADN de cada individuo es ¨²nico, est¨¢ presente en todos sus tejidos y no cambia a lo largo de su vida. Es incluso m¨¢s ¨²til para identificar cad¨¢veres que el m¨¦todo tradicional de recurrir a los archivos de huellas dactilares y fichas dentales.
Lo que preocupa a VIacovsky y Mayfield -y a los defensores de las libertades civiles que los apoyan- es la posibilidad de utilizar abusivamente la informaci¨®n del ADN, y la posible insuficiencia de los actuales sistemas de protecci¨®n de la intimidad. Ambos infantes de marina tambi¨¦n han planteado cuestiones de allanamiento, registro e incautaci¨®n contempladas en la Cuarta Enmienda de la Constituci¨®n estadounidense, al considerar que no se les pod¨ªa obligar a proporcionar datos tan personales como su material gen¨¦tico.
El Pent¨¢gono, que reconoci¨® que sus esfuerzos iniciales para establecer el banco de datos de ADN presentaban ciertas carencias, estableci¨® la semana pasada "refinamientos de la pol¨ªtica" -hechos p¨²blicos el jueves- que refuerzan la protecci¨®n de la intimidad pero reafirman la necesidad del banco de datos gen¨¦tico, situado en Gaithersburg (Maryland) y gestionado por el Instituto de Patolog¨ªa de las Fuerzas Armadas.
En vez de conservar las fichas de ADN durante 75 a?os, como se preve¨ªa originalmente, el Pent¨¢gono afirma que el personal podr¨¢ solicitar la destrucci¨®n de sus muestras gen¨¦ticas cuando abandone el Departamento de Defensa. Tambi¨¦n asegura que la informaci¨®n gen¨¦tica no se emplear¨¢ para nada que no sea la "identificaci¨®n de restos humanos", salvo que un tribunal solicite una muestra para un proceso criminal.
Sin embargo, estas modificaciones no sirvieron para acallar a los adversarios. "No de a de ser j
una pol¨ªtica de coacci¨®n", declar¨® Wendy McGoodwin, directora ejecutiva del Consejo por una Gen¨¦tica Responsable, una instituci¨®n sin ¨¢nimo de lucro con sede en Cambridge (Massachusetts), que organiz¨® el jueves una conferencia de prensa en Washington a la que asistieron VIacowsky y Mayfield. "No hay un mecanismo que permita a los soldados negarse a participar. Muchos ni siquiera saben que les han tomado muestras de ADN".
Copyright The Washington Post
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