Una mirada punzante
La muestra titulada Max Ernst. Obra gr¨¢fica y libros ilustrados es en todo caso una exposici¨®n abundante, pues la colecci¨®n Lufthansa posee m¨¢s de 260 obras del c¨¦lebre artista alem¨¢n, nacido en Br¨¹hl el a?o 1891 y fallecido en Par¨ªs en 1976, la v¨ªspera del d¨ªa que le habr¨ªa tocado cumplir los 85 a?os. La importancia de Max Ernst, uno de los principales animadores del dada¨ªsmo en Colonia y, posteriormente, figura clave del movimiento surrealista en Par¨ªs, en el que se integr¨® desde el principio durante la primera mitad de los a?os veinte, est¨¢ fuera de toda duda, pero no s¨®lo como una personalidad indiscutible de la llamada vanguardia hist¨®rica, sino dentro del contexto general del arte de nuestro siglo.En este sentido, hay que valorar de manera muy especial su obra gr¨¢fica, pues aun que Ernst, como casi todos los surrealistas, se movi¨® con libertad frente a los compartimentos estancos de los g¨¦neros, haciendo por igual pintura, escultura, fotograf¨ªa, etc¨¦tera, la gr¨¢fica tuvo una significaci¨®n memorable en su trayectoria, ya que, tanto desde el punto de vista formal y t¨¦cnico como desde el narrativo, result¨® ser un medio id¨®neo para sus urgencias expresivas.
Ejemplos de casi todo
Dentro de una tradici¨®n art¨ªstica germ¨¢nica que manej¨® siempre el l¨¢piz y el buril con precisi¨®n acerada, casi cortante, Ernst logr¨® como nadie el efecto misterioso que se anhelaba para la imagen surrealista, pero lo hizo, adem¨¢s, con una agudeza sarc¨¢stica y un sentido punzante que producen no pocas veces eficaces escalofr¨ªos. En la muy completa colecci¨®n de Lufthansa hay buenos ejemplos de casi todo, ya que, de hecho, se arranca con sus primeros dibujos dada¨ªstas y, en realidad, luego se completa casi toda su dilatada trayectoria, pero ah¨ª est¨¢n, sobre todo, sus libros, en los que, a partir de la manipulaci¨®n de antiguas estampas decimon¨®nicas, logra revelarnos visiones sorprendentes de la compacta realidad cotidiana, mostrando las acechanzas de lo irracional y su violenta irrupci¨®n, todo ello sin que ninguno de los elementos dom¨¦sticos sea alterado. En realidad, Ernst combina el vocabulario del orden burgu¨¦s introduciendo alteraciones del orden visual, que por s¨ª mismas desarticulan todo el entramado de la buena, conciencia.Por otra parte, y aqu¨ª se puede contemplar con todo lujo de detalles, Ernst fue asimismo un incansable experimentador, inventando t¨¦cnicas que contribuyen poderosamente a fortalecer ese universo de la imaginaci¨®n, de lo fant¨¢stico. A trav¨¦s de esta muestra, as¨ª, pues, no s¨®lo podemos seguir la trayectoria de Ernst, sino, en cierta manera, toda la epopeya art¨ªstica y moral del surrealismo, el movimiento vanguardista m¨¢s popular de nuestro siglo.
Babelia
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