Primavera jerezana por buler¨ªas y algo m¨¢s

El son de Jerez es la buler¨ªa, pero es tambi¨¦n mucho m¨¢s. Es tambi¨¦n ese dominio incomparable del comp¨¢s, ese ritmo interior que trasciende todo lo jondo que all¨ª se hace. El cante, el toque y el baile de Jerez se distinguen por s¨ª solos, tienen aroma y personalidad propios.Este espect¨¢culo presentado en Centro Cultural de la Villa es una buena muestra de ello. Sin ser una maravilla, su jerezanismo le proporciona una dignidad art¨ªstica de ley. Lleva la batuta Mora¨ªto Chico, ese guitarrista que se est¨¢ convirtiendo en pieza imprescindible de todo el flamenco de Jerez. Sus siguiriyas en concierto fueron jondas, tuvieron emoci¨®n, dramatismo. Y m¨¢s tarde, cuando acompa?¨® al cante y el baile, su m¨²sica brill¨® con la autoridad y la maestr¨ªa a que nos tiene acostumbrados.

Hubo buen cante, en las voces tan jerezanas de La Macanita y el de la Morena. Ella es due?a de un metal de voz bell¨ªsimo, que parece siempre tocado por un velo que acrecenta su flamencura. Es La Macanita una solearera excepcional; y ¨¦l, m¨¢s corto de facultades pero con un gran dominio de lo jondo, se atrevi¨® a afrontar ton¨¢s, soleares y siguiriyas, dej¨¢ndonos las resonancias de unos cantes dolientes y henchidos de pena.

Y naturalmente las buler¨ªas. Hubo all¨ª muchas buler¨ªas, en las que participaron todos los actuantes en esta primavera flamenca jerezana trasplantada a Madrid.

Las buler¨ªas es el ¨²nico palo que baila Diego el de la M¨¢rgara, y logra hacerlo con sobriedad y elegancia, pese a sus limitaciones. Las buler¨ªas es el g¨¦nero en el que todos los flamencos jerezanos se encuentran a s¨ª mismos identificados y en el que sus voces suenan y sus cuerpos se mueven como el pez en el agua.