"El humor es un asunto muy serio", dice el escritor David Lodge
Aparece en Espa?a 'Terapia' y otros dos t¨ªtulos del novelista ingl¨¦s
"El humor es un asunto muy serio", dice el escritor David Lodge, no sin melancol¨ªa. Y debe de tener raz¨®n, porque sus novelas, que de una forma muy amplia podr¨ªan llamarse humor¨ªsticas, aunque no s¨®lo eso, tienen un ¨¦xito incluso internacional que comienza a ser imponente. Despu¨¦s de un intento de Versal, varios de sus libros ser¨¢n publicados por Anagrama, que lanza estos d¨ªas Terapia y otros dos t¨ªtulos. Invitado por el British Council, Lodge ha hablado en Madrid en la Residencia de Estudiantes y en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares.
A sus 61 a?os, Lodge parece llevar con paciencia las varias etiquetas que le ha colgado la industria cultural, particularmente insistentes en su caso, aunque ¨¦l es consciente de que quiz¨¢ se contrapesan. La m¨¢s visible es la que le atribuye el m¨¦rito de haber hecho reverdecer la llamada literatura de campus con la trilog¨ªa que le dio la celebridad."El lector no se r¨ªe por una especie de accidente. En realidad, es el autor quien conquista su risa", dice Lodge, que reconoce no ser una persona divertida en la vida corriente. "Supongo que hay que tener cierta sensibilidad para ver el absurdo". Tambi¨¦n es necesario un sentido de la anticipaci¨®n, y una larga preparaci¨®n.
Lodge se considera a s¨ª mismo, "sin duda, un escritor brit¨¢nico". Aunque le cuesta encontrar una especificidad dentro de las islas -como est¨¢ de moda con escoceses o galeses-, eso se debe tal vez, apunta, a su condici¨®n de ingl¨¦s (es decir, perteneciente a la cultura m¨¢s fuerte durante mucho tiempo). En cualquier caso, conf¨ªa en este tipo de clasificaciones nacionales y no cree que hoy en d¨ªa tenga mucho futuro la literatura cosmopolita de autores como Nabokov o Beckett, por ejemplo. "Otros medios de comunicaci¨®n, como el cine o la televisi¨®n, son m¨¢s internacionales", dice. "La literatura tiende m¨¢s a representar una cultura espec¨ªfica".
S¨ªntomas
El mundo reflejado en la ¨²ltima novela de Lodge, Terapia, es el de un autor de ¨¦xito que comienza a sentir ciertos s¨ªntomas que desaf¨ªan su mundo de certezas. Tal vez algo as¨ª le ha ocurrido a Lodge: hace tiempo que siente la enorme presi¨®n que la industria cultural reserva a los autores de ¨¦xito, hasta el extremo de creerse afortunado por no haberla sufrido hasta cierta edad, y compadecer a los autores que la padecen desde sus primeros libros. Otro problema es que "muchos lectores esperan que reproduzcas la obra que les ha gustado" -en el caso de Lodge, las novelas de campus-, y resulta duro mantener la ambici¨®n de proponer verdaderas creaciones: de ah¨ª que tantos escritores se repitan. No repetirse toma su tiempo, piensa Lodge, que deja pasar hasta cuatro a?os entre novela y novela -entretanto escribe otras cosas- para asegurarse de que no est¨¢ escribiendo segundas partes.Cr¨ªtico y ensayista sobre literatura, Lodge evita leer los trabajos universitarios sobre su obra (ya est¨¢ en la categor¨ªa de escritores sobre quienes se hacen tesis), pues dice no reconocerse en ellas: "es una sensaci¨®n perturbadora". En cuanto a las cr¨ªticas period¨ªsticas, se siente vulnerable a ellas, como cualquier escritor, y aunque en general le han tratado bien, observa cierta propensi¨®n entre algunos cr¨ªticos j¨®venes, necesitados quiz¨¢ de reafirmaci¨®n, apunta, a considerarle "un miembro de la cultura establecida". Es un fen¨®meno m¨¢s, tal vez, de lo que Salman Rushdie ha llamado "la cultura de la denigraci¨®n". Un s¨ªntoma, dice sonriendo, de que tambi¨¦n en el Reino Unido se est¨¢ terminando la costumbre de lo que all¨ª llaman rascarse la espalda. O lo que es lo mismo, hoy por ti, ma?ana por m¨ª.
Babelia
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