Las oposiciones del desencanto
36.000 funcionarios concursan por 740 ascensos que les reportar¨¢n 10.000 pesetas m¨¢s al mes

Casi a escondidas. Ocultando sus nombres a los periodistas. Tristes, serios y an¨®nimos. Los funcionarios, la mayor¨ªa rozando la cuarentena, volvieron ayer a los campus universitarios para someterse a unas multitudinarias oposiciones con el fin de conseguir un ascenso en el escal¨®n de la Administraci¨®n General del Estado. El pelda?o significa 10.000 pesetas de aumento de sueldo. Sin embargo, este pellizco de dinero, era lo de menos. Lo. comentaba una funcionaria del Ministerio de Cultura, de 46 a?os, a la puerta de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. "La subida salarial es rid¨ªcula, pero es la ¨²nica manera que tenemos de promocionarnos y de ascender. Yo he venido por dignidad y por intentarlo por si suena la flauta. Pero s¨¦ que es muy dif¨ªcil", dec¨ªa esta mujer, que no dio permiso para que su nombre apareciera en esta p¨¢gina. "Nadie sabe que estoy aqu¨ª. Como no voy a sacar nada en limpio, mejor que nadie se entere", dec¨ªa en voz baja.Al mediod¨ªa, sincronizada mente, en 27 ciudades de Espa?a se escuch¨® el mismo campanazo: m¨¢s de 36.000 auxilia res se presentaban a unas oposiciones que cubrir¨¢n 740 plazas en la Administraci¨®n General del Estado. Un pastel escaso para tan multitudinaria merienda: por cada porci¨®n se relamen 49 opositores. Ante este desolador dato, ni una sonrisa en los labios.
?Esperanzas de conseguir una plaza? "Ninguna", respond¨ªa a coro la mayor¨ªa de los aspirantes preguntados por este peri¨®dico. "Con esta oferta, ya me dir¨¢s t¨² qu¨¦ posibilidades vamos a tener. Seguro que las plazas ya est¨¢n dadas. Pasa lo de siempre, cuando sale el concurso siempre te animas, y cuando te enteras de la cantidad que nos presentamos te dan ganas de llorar", contaba una funcionaria, tambi¨¦n an¨®nima, del Ministerio de Educaci¨®n. "Es, mejor que nadie se entere de que he venido a hacer el rid¨ªculo", dec¨ªa la mujer. ?Nervios? "Pues tampoco", recitaba al un¨ªsono el improvisado coro funcionarial.Algunos camuflaban su crispaci¨®n tras el humo de un cigarrillo. Carmen, de 45 a?os, madre de tres hijos y empleada en el Ministerio de Transportes, apuraba hasta el filtro. "Un examen siempre impone, pero ¨¦ste, la verdad, es que muy poco. Nervios, lo que se dice nervios, los pasas cuando ves que te juegas algo importante, pero aqu¨ª no hay muchas posibilidades", aseguraba antes de enfrentarse a un papel con un centenar de preguntas de tipo test, extra¨ªdas de 27 temas sobre gesti¨®n de personal, derecho administrativo y gesti¨®n financiera. "Hemos tenido que aprendernos m¨¢s de un millar de p¨¢ginas en tan s¨®lo tres meses [en diciembre sali¨® la convocatoria] y es demasiado para ser promoci¨®n interna", contaba una funcionaria del Ministerio de Industria.
Algunos rememoraban su ¨¦poca de los ex¨¢menes universitarios -"?qu¨¦ tiempos aquellos!", a?oraban- Y como en aquellos tiempos, un grupo de funcionarios hac¨ªa corrillo en la Facultad de Geograf¨ªa e Historia y comentaba las pautas a seguir durante la prueba. Juan Alberto -"te digo el nombre, pero no d¨®nde trabajo"- llevaba la voz cantante en cuanto a ¨²ltimos consejos. Contaba que su mujer lo hab¨ªa le¨ªdo en EL PA?S camino del examen. "S¨®lo tenemos medio minuto por pregunta y es mejor dejarla en blanco antes que contestar a voleo. Creo que es una prueba f¨¢cil".
Sin embargo, ah¨ª no acaba el ritual. Aquel que supere esta prueba, por otra parte eliminatoria, tiene que someterse a un segundo ejercicio pr¨¢ctico, cuya evaluaci¨®n se sumar¨¢ a los m¨¦ritos de su curr¨ªculo (antig¨¹edad, trabajo desempe?ado, grado personal y titulaci¨®n acad¨¦mica). "Y todo esto para ganar dos mil duros m¨¢s. El futuro de los funcionarios no puede ser m¨¢s negro", se quejaba a gritos Aurora, con un sueldo de unas 170.000 pesetas garantizado desde hace m¨¢s de diez a?os por el Ministerio de Transportes.
Entre tanta oscuridad y en la penumbra del vest¨ªbulo de la Facultad de Derecho, un hombre vislumbraba un tenue rayo de luz. Era ?lvaro Batista, de 68 a?os, que hab¨ªa viajado desde Orense junto a su mujer para acompa?ar a su hijo Adelino, empleado en el Ministerio de la Marina, en este, trance. "Ya s¨¦ que hay mucha gente, pero yo s¨¦ que mi hijo sabe mucho y va a aprobar. Es muy listo, ?sabe usted?", dec¨ªa ufano este hombre. "Una plaza ser¨¢ para ¨¦l, ya lo ver¨¢". El primer adelanto a este vaticinio se sabr¨¢ el pr¨®ximo l 7 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
