La vitalidad del viejo prodigio
Volvi¨® a Madrid Falstaff, uno de los milagros de Verdi. Contaba Ernesto Halffter que estando Falla en Par¨ªs e invitado a escuchar a un ni?o prodigio, cuyo nombre no hace al caso, respondi¨®: "No puedo, tengo que escuchar a un viejo prodigio. Voy a ver Falstaf".Son palabras exactas: el genial ochent¨®n de Verdi que en 188,7 hab¨ªa dado Otello, pone fin a su obra oper¨ªstica en 1893 con Falstaff para asombrar a todos con su fantas¨ªa y capacidad renovdora. Madrid conoci¨® Falstaff un a?o despu¨¦s de la I Guerra Mundial, antes que Par¨ªs, Londres y Nueva York, aunque los h¨¢bitos de nuestro p¨²blico no acabaron de entenderla y don Emilio Castelar suscribiera, una vez mas, algunas vaciedades sobre el tema a las que respondi¨® con violencia el cr¨ªtico Antonio Pe?a y Go?i.
Falstaff
Comedia l¨ªrica de Arrigo Boito, basada en Shakespeare, m¨²sica de Verdi. Producci¨®n del Teatro Arriaga de Bilbao. Directores: Luis Iturri y Alberto Zedda.Temporada de ¨®pera 1995. Teatro de La Zarzuela. Madrid, 22 de abril
La producci¨®n presentada en La Zarzuela es la que conocieron en Bilbao hace dos a?os con direcci¨®n esc¨¦nica de Luis Iturri, musical de Alberto Zedda, escenarios de Carlos Cugat, trajes de Jes¨²s Ruiz y luces de Eduardo Bravo e Iturri.
Para esta ¨®pera se precisa de un protagonista importante y Alfonso Antoniozzi (Viterbo, 1964) demostr¨® serlo en todos los aspectos, incluido uno importante: su renuencia a componer un sir John exagerado y casi caricaturesco como tantas veces se sufre.
Conjunto
Pero no menos que un gran protagonista necesita esta obra un conjunto vocal, instrumental y esc¨¦nico capaz de evidenciar la fuerte cohesi¨®n interna y la ¨¢gil expresividad que deciden el talante de esta suerte de homenajes del ¨²ltimo Verdi a sus antecesores, hecha tanto desde la sabidur¨ªa como desde la imaginaci¨®n. Con Antoniozzi disfrutamos de la labor del bar¨ªtono malague?o Carlos ?lvarez, siempre en ascenso, que hizo un Ford de alto m¨¦rito, como lo alcanzaron Octavio Ar¨¦valo (Fenton), Alfonso Echeverr¨ªa .(Pistola), Jos¨¦ Ruiz (B¨¢rdolfo) y S¨¢nchez-Jeric¨® (Dr. Cajus).No anduvo a la zaga el grupo femenino con una deliciosa Alicia encarnada y bien cantada por la h¨²ngara Ilona Tokodi, una felic¨ªsima Nannetta en la que prob¨® sus dotes la coreana Hyejin Kim y las dos mezzosopranos: la bien prestigiada paduana Lucia Valentini Terrani y la donostiarra Maite Arruabarrena.
As¨ª, entre valores singulares y de conjunto, entre individualidades emergentes y el virtuoso punto medio, se desarroll¨® la representaci¨®n guiada con solvencia por el maestro Zedda, un profundo conocedor, capaz de limpiar de adherencias ¨¦sta y otras tantas partituras. Muy bien la orquesta y el coro que dirige Antonio Faur¨® y de sencilla belleza y po¨¦tica sugerencia los escenanos.
Hay que alabar, de modo especial, el ritmo de la continuidad, la exposici¨®n viva y palpitante d¨¦ este fabuloso scherzo oper¨ªstico que es Falstaff y agradecer el que en todo se pusiera claridad y en nada vana ret¨®rica. De tal manera, como siempre que asistimos a Falstaff, salimos del teatro un poco m¨¢s felices. No es poco.
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