Molina hechiza un duelo menor
Espa?a empata ante Noruega el ¨²ltimo partido amistoso antes de la Eurocopa
En un choque despojado de todo aquello que engrandece el f¨²tbol -la emotividad, el hechizo en las gradas y la aptitud de los actores- Clemente hurg¨® en su chistera y ti?¨® de espect¨¢culo el esquel¨¦tico estadio Ullevaal de Oslo. Bostezaba el partido all¨¢ por el minuto 76 y Espa?a silbaba el ¨²ltimo trecho del duelo con s¨®lo diez jugadores. L¨®pez se hab¨ªa lesionado varios minutos antes y a la selecci¨®n s¨®lo le quedaba un cambio. Calentaba Sergi, aquejado de una contractura, y tras muchos minutos de espera algo se retorci¨® en el banquillo espa?ol. El barcelonista tampoco estaba inscrito para poder jugar y Molina, en su primera convocatoria, escup¨ªa su zamarra de portero suplente y se enunciaba el n¨²mero trece. Ah¨ª estaba Clemente, m¨¢s trilero y prestidigitador que nunca, lanzando al portero rojiblanco sobre el interior izquierda. ?Vaya, vaya con los porteros de trazo moderno!. De la mano de Antic, Molina se ha revelado como extraordinario defensa libr¨¦. Del pu?o de Clemente dej¨® rastro como puntero. El ¨®rdago del t¨¦cnico vasco fue explosivo. Y m¨¢s incendiaria a¨²n fue la jugada del minuto 83, cuando Molina, de un zurriagazo con la derecha, estuvo a punto de marcar.Al margen de la rocambolesca historia, Espa?a cumpli¨® con el objetivo de su t¨¦cnico. Pragm¨¢tico como pocos, Clemente hab¨ªa suspirado en las horas previas por un resultado positivo. Lejos d e aprovechar el ¨²ltimo amistoso antes de la Eurocopa a modo de laboratorio, el vasco hab¨ªa apelado al marcador, como un gui?o malicioso para sus enemigos en Inglaterra. "A esos t¨ªos no les gana nadie", deb¨ªa resonar en el mapa futbol¨ªstico europeo. Cierto que Noruega es poco m¨¢s que nadie. Y cierto que Espa?a lleva 21 meses sin perder. Tan cierto como que la selecci¨®n espa?ola de hoy est¨¢. m¨¢s sutilmente perfilada que aquella que visit¨® Estados Un? dos en 1994.
No es que en Oslo esculpiera un partido de gracia. Pero de nuevo dej¨® entrever que Clemente ha apostado por un grupo m¨¢s saludable en torno a la pelota, de menor corte defensivo. Sobre el desplobado estadio Ullevaal, Espa?a articul¨® su juego a partir de una defensa lineal de cuatro jugadores muy adelantada. Atr¨¢s han quedado los tiempos de los tres centrales: Para la salida de la pelota el equipo estuvo vertebrado sobre Hierro y Amor, con Julen de enlace con Pizzi, y Luis Enrique y Manjar¨ªn sobre la cal. Y para Amor y Guerrero s¨ª fue un examen. Su plaza en Inglaterra no est¨¢ reservada.
El azulgrana, repescado tras vanos meses de ausencia, cogi¨® el puesto habitual de Donato. Una posici¨®n dispuesta por Clemente para jugadores de rango industrial, capacitados para el cuerpo a cuerpo. La presencia de Amor junto a Hierro dio un aire m¨¢s fresco al equipo. Con Hierro y Donato, dos futbolistas del mismo corte, el juego de Espa?a es m¨¢s mim¨¦tico. Con el jugador del Barca el equipo adquiere dos velocidades: el pelotazo largo y poderoso del madridista, y el toque m¨¢s corto y delicado del azulgrana. Adem¨¢s, Amor tiene m¨¢s llegada. Sobre este cambio de ritmo, Espa?a teji¨® lo mejor del partido en la primera media hora. Se enganch¨® el trote supers¨®nico de Luis Enrique y Manjar¨ªn para agrietar la espesa defensa noruega. Tres remates de Pizzi rozaron el gol. El hispano-argentino, muy din¨¢mico toda la noche, nunca pudo conectar con Julen y ello desnud¨® a Espa?a en la ofensiva. El vasco no acaba de iluminarse con la selecci¨®n y discute su puesto con un pu?ado de futbolistas de enorme talento: Caminero, Fran, De la Pe?a, Kiko, Ra¨²l... El indiscutible cr¨¦dito de Julen como llegador y su estrecha relaci¨®n con el gol no han aflorado en el equipo nacional en toda su extensi¨®n. En Oslo dibuj¨® otra noche triste: pas¨® de puntillas. Ni estuvo en el ¨¢rea, ni en la zona de suministro. Demasiado cerca de Pizzi apenas dej¨® huella.
Tras las irrupciones de Pizzi el partido fue perdiendo peso de forma progesiva. El cansancio espa?ol, el pulso amistoso del choque, y la irrupci¨®n de Molina Convirtieron el encuentro en una especie de timba alocada. En un tr¨¢nsito de ida y vuelta con todos los jugadores descarrilados. Pero la s¨®lo presencia de Molina como extremo mantuvo la recta final. Si Clemente quer¨ªa eco, sin duda lo tendr¨¢: "A esos t¨ªos -los espa?oles- no les ganan ni con un portero de interior izquierda".
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