Rafael Orozco, pianista

En la madrugada del pasado d¨ªa 25 muri¨® en Roma el pianista Rafael Orozco. De familia musical, naci¨® en C¨®rdoba el 24 de enero de 1946; estudi¨®, despu¨¦s de su formaci¨®n cordobesa, en el Real Conservatorio de Madrid, en Londres, Italia y Francia. Muy joven, se hizo con varios premios nacionales, como los de Bilbao y Ja¨¦n, y en 1966 con el primer premio en el Concurso de Leeds, uno de los m¨¢s importantes dedicados al piano. De ah¨ª arranc¨® su lanzamiento a la escena musical internacional que ya no abandonar¨ªa. Trabaj¨® intensamente con Alexis Weissenberg y grab¨® buen n¨²mero de discos, entre ellos los Conciertos de Rachmaninov.Orozco era un virtuoso de alto vuelo, pero tambi¨¦n un m¨²sico profundo que buscaba pacientemente el secreto de cada pentagrama. Durante un largo proceso analiz¨® la suite Iberia, de Alb¨¦niz, de la que fue important¨ªsimo int¨¦rprete. No menos valiosas eran sus visiones de Chopin, Schumann o Liszt. Para cualquier autor y para toda m¨²sica expresiva ten¨ªa Orozco fantas¨ªa y nobleza, riqueza de color y agilidad de andadura. Andaluz jondo, era lo contrario de un pintoresquista, con lo que sus versiones de m¨²sica espa?ola impon¨ªan por el mundo su universalidad sin renegar del misterio y el duende. Mas Orozco parecia pedir luces a la oscuridad y razones al duende meridional: era un senequista.

Vivi¨® c¨®modamente en los ambientes de Londres y Par¨ªs, y al fin encontr¨® su lugar en el aire y las luces romanas que alternaba con el Madrid de la Costanilla y Santo Domingo. La muerte temprana de este singular pianista priva a su generaci¨®n -la siguiente a la de los Halffter, los Castillo y los Carra- de un artista emblem¨¢tico que hab¨ªa alcanzado una espl¨¦ndida madurez, lo que en ¨¦l acrecentaba su sentido de la responsabilidad. Con ella, la consecuci¨®n de la belleza, la perfecci¨®n y la intensidad de unas versiones m¨¢s representativas porque parec¨ªan venir de muy lejos en el tiempo y cantar las largas perspectivas andaluzas desde una voluntaria distanciaci¨®n. Era Orozco un artista puro y profundo, como. dec¨ªa P¨¦rez de Ayala que son todos los grandes. Rafael Orozco, en su vida breve, fue grande. Por eso deja marcada en el pianismo espa?ol y en el europeo la huella potente de su naturaleza. Ahora mismo es el momento de la pena, pero ma?ana han de antologizarse todas las grabaciones de Rafael Orozco como lo que son: un cap¨ªtulo significativo de nuestra historia musical.-