El taranto de la angustia

O¨ªr a Fosforito cantar su m¨¢s conocido taranto -"Y es que ya no puedo m¨¢s..."- se est¨¢ convirtiendo con frecuencia en angustioso. Comprendemos que el cantaor se halla en un momento delicado de su carrera, y el p¨²blico le aplaude siempre con generosidad y cari?o, pero su p¨¦rdida de facultades es a veces tan notoria que salta a la vista. Esperemos que el problema sea transitorio, pues estamos ante un maestro con medio siglo de arte tras ¨¦l.Rancapino y Chaquet¨®n cantaron bien. Rancapino nos dio la impresi¨®n de no entregarse totalmente, pero bord¨® los medios tonos, con gusto y con mimo. Chaquet¨®n no es un especialista en el taranto, que hizo con correcci¨®n, pero por alegr¨ªas y buler¨ªas estuvo espl¨¦ndido como en ¨¦l es habitual, y por siguiriyas probablemente cant¨® lo m¨¢s dif¨ªcil de la noche.

Los guitarristas acompa?antes, Silveria y Cepero, muy bien, son dos jefes en tan dif¨ªcil disciplina. En cuanto al baile de Sara Baras, s¨®lo unas alegr¨ªas excesivamente largas y bastante monocordes, me dej¨® la sensaci¨®n -y ojal¨¢ me equivoque- de que la bailaora ha perdido frescura, aunque puede haber ganado oficio.