Inmigrantes legales
LA FORTALEZA Europa necesita abrir alg¨²n portillo para liberar la enorme presi¨®n migratoria, que se abate sobre ella desde los cuatro puntos cardinales. En Espa?a, esa pol¨ªtica com¨²n de encauzamiento y control del fen¨®meno de la inmigraci¨®n, a medio camino entre el imposible e insolidario rechazo y la irresponsable actitud de puertas abiertas, se manifiesta, entre otras cosas, en los esfuerzos realizados por la Administraci¨®n para legalizar el m¨¢ximo n¨²mero de inmigrantes que todav¨ªa deambulan por los circuitos de la clandestinidad.Con ocasi¨®n de la entrada en vigor del nuevo reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa, el Gobierno en funciones ha querido despedirse dando una nueva oportunidad a los 70.000 inmigrantes -marroqu¨ªes y latinoamericanos, fundamentalmente- que se calcula que residen en nuestro pa¨ªs sin tener sus papeles en regla. Una oportunidad que ha sido presentada como "especial", pero que la realidad social, m¨¢s movida en el ¨¢mbito de la inmigraci¨®n que en ning¨²n otro, no garantiza que sea irrepetible. La primera y anterior, de 1991, presentada entonces como excepcional, no bast¨® para que afloraran a la legalidad todos los inmigrantes clandestinos a pesar del alto n¨²mero -unos 130.000- que se acogieron a la oferta del Gobierno. Contra todo pron¨®stico, ha sido necesario ofrecer una segunda oportunidad.
La idea de aplicar una especie de amnist¨ªa a la bolsa de inmigrantes clandestinos formada al cabo de los a?os por diversas causas es coherente con una pol¨ªtica racional y humanitaria de inmigraci¨®n. Como lo es que ese proceso de regulaci¨®n no permanezca indefinidamente abierto. Pero para ello ser¨ªa necesario que la Administraci¨®n clarificara m¨¢s su pol¨ªtica de inmigraci¨®n, eliminara las contradicciones que siguen observ¨¢ndose en la actuaci¨®n del aparato administrativo y perfeccionara y simplicara los procedimientos regulares de legalizaci¨®n. Es la ¨²nica forma de evitar que las regularizaciones de car¨¢cter excepcional se conviertan en un procedimiento poco menos que ordinario, al que se necesita recurrir de tiempo en tiempo. Inmigrantes que con frecuencia est¨¢n en condiciones legales de hecho pasan tiempo sin regularizar su situaci¨®n por recelo ante la actuaci¨®n administrativa. Si ello es as¨ª, no pasar¨¢n muchos a?os sin que, de nuevo, se forme otra bolsa de inmigrantes clandestinos a los que habr¨¢ que dar tambi¨¦n en su momento la oportunidad de regularizarse por elementales razones de humanidad.
En esta ocasi¨®n se ha eliminado de los requisitos exigidos el contrato de trabajo. La aparici¨®n de mafias que hacen negocio con la venta fraudulenta, de ofertas de trabajo ha aconsejado la medida. Ahora, al inmigrante le bastar¨¢ acreditar que ha trabajado le galmente alguna vez en Espa?a o que ha tenido alg¨²n permiso de residencia antes del 1 de enero de 1996. Pero todav¨ªa habr¨¢ algunos colectivos de inmigrantes que no cumplan ninguno de esos requisitos y que, en consecuencia, seguir¨¢n sin posibilidad de regularizarse. Son los que por diversas circunstancias no han dispuesto nunca de ning¨²n tipo de permiso, han entrado en territorio espa?ol por la v¨ªa del asilo o refugio o no han logrado emplearse tras haber sido inicialmente autorizada su entrada en Espa?a para trabajar (es el caso de los excedentes del plan de cupos fijados durante los ¨²ltimos a?os por el Gobierno). De ah¨ª que sindicatos y organizaciones no gubernamentales, tras valorar muy positivamente la decisi¨®n de Gobierno, la juzguen notoriamente insuficiente.
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