Francesc Torres cierra etapa en el IVAM con una instalaci¨®n sobre la imposibilidad de la utop¨ªa
El artista presenta dos obras que delimitan su trayectoria de casi tres d¨¦cadas
"Cuando has hablado de la utop¨ªa, ?de qu¨¦ m¨¢s puedes hablar?". Francesc Torres es consciente de que la exposici¨®n que ma?ana inaugura en el Centro del Carmen, del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), cierra una etapa porque implica un cambio que no sabe hacia d¨®nde le llevar¨¢. Dos instalaciones, una contundentemente minimalista concebida a finales de los sesenta y otra creada especialmente en la que escenifica la imposibilidad de la utop¨ªa, conforman la muestra y delimitan la trayectoria de este creador catal¨¢n representante del arte pol¨ªtico y conceptual.
"Las revoluciones fracasan porque s¨®lo se preocupan de las cosas importantes". Esta frase hallada en una novela de Bernardo Atxaga marca la preocupaci¨®n que ha llevado Francesc Torres (Barcelona, 1948) a crear La lluna en un cove (La luna en un cesto), la instalaci¨®n que, junto a la titulada Algo m¨¢s que una gota de agua, forma la exposici¨®n en el Centro del Carmen, del IVAM. Atxaga escribe un cuento en el libro de artista concebido Para la muestra, que tambi¨¦n incluye textos de Corinne Diserens, Mar Villaespesa y el mismo Francesc Torres.Aficando en Nueva York desde principios de los setenta, Torres, que trabajaba ayer en el montaje de sus instalaciones, ha hecho, con los dos comisarios de la muestra, Nuria Enguita y Vicent Todol¨ª, una "apuesta radical": poner ante el p¨²blico el principio y el final de un itinerario que el propio artista define por su "simetr¨ªa invertida". Cuando cre¨® la primera instalaci¨®n, en 1969, Torres no pudo llevarla a la pr¨¢ctica como le hubiese gustado y ahora lo hace en el museo valenciano. Se trata de una gota de agua que es registrada por una c¨¢mara al caer sobre una superficie l¨ªquida y se ve reproducida en un conjunto de monitores. La segunda, muy espectacular, presenta la figura del Angelus Novus, de Walter Benjamin, encarada a una enorme imagen de la luna y, en medio, 52 montones de material de derribo coronados por cestos que contienen los 52 libros que, a lo largo de la historia, han abordado el tema de la utop¨ªa, desde Plat¨®n a Marcuse, pasando por Tom¨¢s Moro, San Agust¨ªn, Fourier, Saint-Simon, Rousseau o Marx.
Como ¨¦l mismo destaca, cuando cre¨® la primera de las instalaciones, Torres militaba intensamente en la izquierda y, en cambio, su obra no lo reflejaba, porque pensaba que "la vanguardia pol¨ªtica generaba espont¨¢neamente formas art¨ªsticas de vanguardia, revolucionarias en el lenguaje", como hab¨ªa ocurrido en Rusia con Malevich, Kandinsky o Maiakovski. "Mis compa?eros de partido lo consideraban un arte peque?oburgu¨¦s". Ahora que ha creado la segunda instalaci¨®n, la labor pol¨ªtica de Torres "ha bajado mucho de tono" y, sin embargo, los contenidos de la obra son "mucho m¨¢s expl¨ªcitos". Esa es la "simetr¨ªa invertida" de su trayectoria.
"Me interesa la pol¨ªtica intelectualmente, como contenido", se?ala este representante del importante arte conceptual surgido en Catalu?a en el cambio de la d¨¦cada de los sesenta a la de los setenta, "pero lo que constituye una buena obra de arte no es lo que se explica sino c¨®mo se explica".
Cuando Carmen Alborch era directora del IVAM, hace cuatro a?os, se inici¨® el proyecto, que ha llegado a materializarse sin que lo impidiera el cambio de signo pol¨ªtico en la Generalitat Valenciana y de direcci¨®n en el museo, del que actualmente es responsable Juan Manuel Bonet.
Apasionado del museo, porque representa la memoria hist¨®rica y, en definitiva, la civilizaci¨®n, Torres apunta "el cambio ontol¨®gico en la funci¨®n de esas instituciones" que se ha producido en los ¨²ltimos tiempos, cuando los centros art¨ªsticos, como ocurre especialmente con las instalaciones, no son ya "cajas receptoras" sino elementos productores de arte.
"Igual que no podemos olvidar la bomba at¨®mica, tampoco podemos olvidar el siglo XX", afirma el artista, que define nuestra centuria como el periodo "en el que parec¨ªa que las utop¨ªas pod¨ªan materializarse" y, en cambio, han llevado al totalitarismo y los campos de concentraci¨®n. "La utop¨ªa es peligrosa", asegura Torres, "pero el sexo y el amor tambi¨¦n lo son. Todo lo que exige fe y pasi¨®n es muy peligroso". El artista apunta que, "sin imaginario, te quedas sin un motor fundamental del proceso hist¨®rico". Mientras su obra est¨¢ presente en exposiciones diversas, Torres es consciente de haber llegado a "un final de etapa", lo que plantea un reto a su concepci¨®n del arte como ruptura de l¨ªmites e investigaci¨®n.
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