La necesidad virtuosa
Las cartas fueron repartidas el 3-M por los votantes de forma tan endiablada que s¨®lo el respaldo activo de los 16 diputados de CiU a los 156 esca?os del PP garantizaba la investidura de Aznar como presidente del Gobierno; el eventual acompa?amiento (finalmente producido) de los cinco nacionalistas vascos y de los cuatro regionalistas canarios pod¨ªa servir exclusivamente para arropar el acuerdo b¨¢sico de los populares con los nacionalistas catalanes y asegurarles la mayor¨ªa absoluta. La ¨²nica alternativa pol¨ªticamente operativa al Gobierno del PP era la repetici¨®n de las elecciones durante el verano, f¨®rmula detestada por el universo mundo, incluido el arco parlamentario; resulta perfectamente comprensible, as¨ª pues, que los dos ¨²nicos actores -PP y CiU- con capacidad efectiva para impedir ese temido regreso a las urnas se sintiesen especialmente obligados a tender puentes, remover obst¨¢culos y sentar las bases de un pacto de gobierno.Los 18 folios del "acuerdo de investidura y gobernabilidad" suscrito el pasado fin de semana por los populares y los nacionalistas catalanes son el resultado de ese lento, opaco y laborioso proceso negociador que el veredicto de las urnas hab¨ªa impuesto al PP y CiU; Rodrigo Rato y Joaquim Molins fueron los inteligentes y perseverantes forjadores de un entendimiento tan necesario en t¨¦rminos abstractos como dif¨ªcil de materializaci¨®n concreta. Aunque abundan los puntos doctrinales y program¨¢ticos comunes a las dos fuerzas pol¨ªticas (sirvan de ejemplo la modificaci¨®n de la ley del suelo, el cumplimiento de las condiciones de Maastricht o la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal), las apelaciones durante la campa?a electoral a emociones patri¨®ticas esencialistas de signo contrapuesto y las feroces descalificaciones mutuas a lo largo de la anterior legislatura no resultaban de fl¨¢cil olvido: el diario de sesiones del Congreso, los v¨ªdeos de los m¨ªtines y las hemerotecas ofrecen una cantera casi inagotable de las hirientes agresiones lanzadas por1os portavoces y los publicistas del PP contra los nacionalistas catalanes, la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat y su supuesto saqueo de las arcas del Tesoro. Para cerrar las heridas se precisaba, as¨ª pues, algo m¨¢s que la transferencia de la polic¨ªa de tr¨¢fico, la cesi¨®n de la gesti¨®n de los puertos o la adopci¨®n de cambios cuantitativos y cualitativos sustanciales en la financiaci¨®n auton¨®mica. La banda sonora de las pel¨ªculas se encarga de transmitir a los espectadores la emoci¨®n l¨ªrica o la trepidaci¨®n ¨¦pica de cada secuencia mediante el recurso a la delicadeza de los violines o al estruendo de la percusi¨®n? Tambi¨¦n en este caso una vigorosa intervenci¨®n medi¨¢tica y publicitaria ha calentado la fr¨ªa prosa administrativa del acuerdo a fin de transmitir la impresi¨®n de que una fuerza del destino beethoveniana hab¨ªa golpeado la mism¨ªsima puerta de Pujol y Aznar: el uido producido por los servicios de prensa de CiU y PP al distribuir los 18 folios del pacto fue reinterpretado como el rastro sonoro que dejan en su despliegue hegeliano los grandes acontecimientos capaces de alterar los rumbos de los pueblos.
Pero la historia oficial s¨®lo corona de laurel a quienes la conducen de manera voluntaria, y no a contra coraz¨®n o a rega?adientes, por el buen camino. De ah¨ª que la necesidad, adem¨¢s de aguzar el ingenio y forzar la imaginaci¨®n de las gentes en apuros, tienda a, borrar sus propias huellas a fin de presentar como lib¨¦rrima manifestaci¨®n de conducta virtuosa lo que no es sino el obligado recorrido que debe seguir cualquier persona atrapada en un laberinto para encontrar la salida. La transformaci¨®n por el PP de la necesidad creada por el 3-M en virtud no constituye forzosamente, sin embargo, un ejercicio consciente de hipocres¨ªa para tomar el Palacio de la Moncloa sin perder la cara ante sus votantes, a la espera de que futuras confrontaciones electorales le diesen la oportunidad de aplicar con mayor¨ªa absoluta propia un programa oculto de espa?olismo castizo y catolicismo tridentino. Y no s¨®lo porque la pr¨¢ctica externa de la virtud, como ense?aba el magistral de la catedral de Vetusta a la atribulada Ana Ozores, termine por interiorizar la santidad en el alma de los creyentes: afortunadamente, el viraje dado por el PP en sus relaciones con los nacionalistas catalanes y vascos ha resultado demasiado pronunciado y espectacular para ser reversible.
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