Costear la ONU
SI QUEREMOS una organizaci¨®n mundial que, con los defectos que se quiera, atienda a los problemas de la paz y del hambre, de la cooperaci¨®n y el progreso, y sirva de foro planetario para los grandes asuntos que afectan a la humanidad, hay que pagar por ello. Sin embargo, la ONU est¨¢ desde el martes en bancarrota t¨¦cnica; es decir, ha consumido los fondos de que dispon¨ªa con cargo a los presupuestos de 1996. Eso no significa que la organizaci¨®n haya cerrado sus puertas, pero s¨ª que para seguir funcionando tiene que echar mano de fondos extraordinarios destinados a las operaciones de paz. Es como pagar al carnicero con lo que ten¨ªamos presupuestado para el recibo de la luz. Al final, llega un d¨ªa en que no hay para luz ni para carne.Esta bancarrota de la ONU ocurre b¨¢sicamente porque no todos los Estados abonan sus cuotas con la celeridad debida -Jap¨®n a¨²n no ha pagado el 13% del presupuesto anual que le corresponde- y otros, como Estados Unidos, demoran deliberadamente desde hace a?os el pago de su parte. Tras la actitud norteamericana se halla una protesta por el funcionamiento y la naturaleza misma de la ONU. Se estima en Washington que la organizaci¨®n es una m¨¢quina super burocratizada que hace un mal uso de sus medios materiales, no s¨®lo desde un punto de vista econ¨®mico -derroche-, sino tambi¨¦n pol¨ªtico -apoyo a causas u operaciones contrarias a los intereses de la pol¨ªtica exterior norteamerlcana-. Estados Unidos debe a la ONU 1.500 millones de d¨®lares y no ha abonado ni siquiera los 75 millones a cuenta que hab¨ªa prometido pagar en abril; si tampoco cumpliera el compromiso de pagar otros 256 millones para junio, el colapso podr¨ªa ser ya total.
No es del todo injusta la acusaci¨®n norteamericana de excesiva burocratizaci¨®n y mala gesti¨®n. La ONU ha mostrado ya alg¨²n prop¨®sito de enmienda estableciendo un presupuesto de crecimiento cero para este a?o y el pr¨®ximo. La reforma a fondo de la organizaci¨®n es cuesti¨®n que tendr¨¢ necesariamente que ser examinada despu¨¦s. Porque son muchos los cambios, en estructura, competencias y funcionamiento, que habr¨¢n de realizarse en una organizaci¨®n que naci¨® en un mundo bipolar, poco antes del comienzo de la guerra fr¨ªa, y que cumplido ya el medio siglo se enfrenta a retos entonces impensables.
Todos los contribuyentes -y entre ellos Espa?a, que est¨¢ al corriente de pago- habr¨¢n de revisar unas aportaciones que hoy no son acordes al poder econ¨®mico de cada uno de ellos. El objetivo debe ser establecer claramente las funciones de la organizaci¨®n y dotarla de los medios para que sea capaz de realizarlas.
Estados Unidos y Rusia, con sus 400 millones de d¨®lares de deuda, deber¨ªan apresurarse en pagar. Si las grandes potencias no creen en lo que es su propia criatura, mal caben las exhortaciones a mayor efectividad de la organizaci¨®n en busca de la concordia y el di¨¢logo internacionales. Una asamblea mundial es m¨¢s necesaria hoy que nunca en un mundo desprovisto de la geometr¨ªa bipolar de otros tiempos y que en muchos sentidos se est¨¢ revelando m¨¢s peligroso.
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