Eloy de la Iglesia: "Mi adicci¨®n a la droga es poca cosa comparada con mi adicci¨®n al cine"
El Festival de San Sebasti¨¢n recordar¨¢ a uno de los directores clave de la transici¨®n
Retrat¨® una marginalidad que luego le roz¨® en propia carne. Eloy de la Iglesia, uno de los directores que marcaron el cine espa?ol de la transici¨®n, arrastra diez a?os de inactividad a consecuencia de su adicci¨®n a la hero¨ªna.Recuperado, el Festival de San Sebasti¨¢n ofrecer¨¢ una perspectiva de lo que fue el cine del realizador de El pico y otros veinte t¨ªtulos m¨¢s. 'Es tan dif¨ªcil racionalizar mi entrada en el mundo de la droga como luego puede serlo de un manera coherente la salida", confiesa Eloy de la Iglesia, que prepara una serie para televisi¨®n y trata de componer su futuro. A sus 52 a?os, dice que su adicci¨®n a la droga ha sido poca cosa comparada con su adicci¨®n al cine, y cuenta que tiene sue?os recurrentes de que dirige una pel¨ªcula.
"Me ha sorprendido, pero muy gratamente, que les haya dado por revisar todo un material de trabajo que abarca 21 pel¨ªculas y 20 a?os de una ¨¦poca muy concreta de la historia reciente espa?ola". Es la primera valoraci¨®n que hace Eloy de la Iglesia, nacido en la localidad guipuzcoana de Zarautz, de la decisi¨®n del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n de presentar un ciclo sobre su cine en su pr¨®xima edici¨®n. "Sin embargo, me gustar¨ªa mucho m¨¢s ir a San Sebasti¨¢n a presentar una pel¨ªcula que hubiera hecho hace dos meses. ?sa es la verdad, pero como no es as¨ª, no hay que contemplar opciones que no son reales", confesaba el director el jueves pasado en medio de esa brumilla falsamente tropical que se respira en las instalaciones de la estaci¨®n madrile?a de Atocha.?Dejar¨¢ as¨ª de ser el gran olvidado? "No lo s¨¦. El olvido y el recuerdo es una actitud ajena a uno. El que aparezcan en San Sebasti¨¢n mis pel¨ªculas va a servir como recuerdo, no nos enga?emos, para los que quieran o tengan una determinada ' predisposici¨®n a recordar. Me gustar¨ªa que m¨¢s que un acto de valor sobre el pasado tuviera una cierta incidencia sobre el presente. No me interesa un recuerdo biogr¨¢fico, sino una presencia filmogr¨¢fica
Eloy de la Iglesia fue el cronista de los mundos subterr¨¢neos, como le denominan los responsables del festival donostiarra, y el retratista de la marginalidad, algo que, despu¨¦s conocer¨ªa tan bien en propia carne. Puede hablar y habla con tranquilidad de esos a?os en los que su adicci¨®n a la hero¨ªna le tambale¨® de manera dram¨¢tica. "Fueron a?os muy cr¨ªticos y muy dram¨¢ticos, que, por otro lado, afectan a much¨ªsima gente. Lo que pasa es que si le ocurre a un perito de minas quiz¨¢ no tiene ese valor de reality show que ha rodeado mi caso". Y sigue su explicaci¨®n: "Es tan dif¨ªcil de racionalizar la entrada en el mundo de la droga como luego puede serio de una manera coherente la salida. Mi caso es un poco at¨ªpico. Mi ca¨ªda adictiva se produjo cuando ten¨ªa ya 40 a?os, y a esa edad uno llega lleno de referencias, sabe c¨®mo ha vivido hasta entonces. Eso no tiene nada que ver con lo que le ocurre a un chico que entra en la vida por ese camino y que no conoce otra vida. Por eso, a m¨ª me fue m¨¢s f¨¢cil salir, porque era m¨¢s absurdo que hubiera entrado".
??xito o fracaso?
?Fue el ¨¦xito lo que le llev¨® a la hero¨ªna? "No lo creo. No creo que haya una relaci¨®n de causa -efecto que se pueda dise?ar. ?Fue el ¨¦xito? Tambi¨¦n se pod¨ªa decir que fue el fracaso. Son c¨²mulos de ansiedad los que te llevan a esa droga o lleva a la gente a la droga. Lo que pasa es que muchas veces esa ansiedad te lleva a una droga m¨¢s suave y asumible para empezar: legales. No hay puntos causales muy concretos, sino una acumulaci¨®n de factores de ansiedad, de estr¨¦s, que le puede llevar a una persona al alcohol, a otra al tabaco, y que, en casos muy extremos de desconcierto, por presiones no tanto ambientales, sino por presiones de un ambiente en el que t¨² irrumpes de una manera un poco artificiosa, entras en eso, en la hero¨ªna, que es un salto al vac¨ªo".
Dice que dej¨® de tomar drogas "duras, peligrosas" hace siete a?os. Pero los cuatro en los que vivi¨® inmerso en la hero¨ªna son ciertamente muy significativos, te dejan muy marcado". "Tardas mucho m¨¢s tiempo en recuperarte de la marginaci¨®n a la que te ha llevado la droga", dice De la Iglesia, que se niega a realizar una contemplaci¨®n moral o ¨¦tica de su drogodependencia -"contemplo esos a?os como factor destructivo de lo que has perdido y lo que est¨¢s perdiendo"- Sin embargo, ¨¦l nunca fue un marginado. "El problema del marginado es que est¨¢ culturalmente marginado, o sea, que no es consciente de su marginaci¨®n. Yo he sufrido problemas sociales o econ¨®micos de marginaci¨®n, pero no estaba marginado, en el sentido de que yo segu¨ªa leyendo el peri¨®dico. cada ma?ana y segu¨ªa estando dentro del discurrir hist¨®rico".
La sensaci¨®n de que los amigos te abandonan es paralela a la adicci¨®n, aunque el cineasta reconoce que no sabe hasta qu¨¦ punto uno es justo a la hora de tener esa sensaci¨®n. "El mundo de la droga ha estado acompa?ado o adornado por una leyenda muy nefasta, una enorme alarma social. Se genera rechazo, y ese rechazo hay que entenderlo. En los a?os en los que a m¨ª me toc¨® vivir ese drama la alarma social estaba en su punto m¨¢s ¨¢lgido. Tampoco yo era ajeno a ello, es decir, yo era el primer afectado por esa alarma social, y ten¨ªa pudor en mostrar mi problema con naturalidad. Compart¨ªa los prejuicios de los dem¨¢s, sent¨ªa el alejamiento y tambi¨¦n lo propiciaba".
?Y c¨®mo ve el futuro? "Entra m¨¢s en el terreno de la esperanza que en el de la fe. Trato de componer y construir mi futuro. Quiero dejarme sorprender por ¨¦l", contesta este cineasta que conoci¨® como pocos el ¨¦xito en taquilla y que ahora, sin dejar demasiado espacio a la nostalgia, cuenta que sue?a dormido con dirigir una pel¨ªcula. "He tenido pasiones mayores que la droga; por ejemplo,' el cine. Mi adicci¨®n a la droga ha sido muy peque?a comparada con mi adicci¨®n al cine, pero, curiosamente, ha sido salvajemente destructiva con mi posibilidad de ejercer".
Sabe que la ¨²nica respuesta convicente que se puede dar a s¨ª mismo y a los dem¨¢s es a trav¨¦s de la actividad profesional. "Ni me voy a convencer a m¨ª mismo de que estoy bien ni a los dem¨¢s hasta que no haga una pel¨ªcula. Todo lo dem¨¢s van a ser divagaciones, y quedar¨¢ la sombra de la duda. Incluso para m¨ª mismo. S¨¦ que ahora no tengo ning¨²n problema adictivo, pero yo s¨®lo estar¨¦ bien el d¨ªa que haga una pel¨ªcula".
Babelia
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