Perfecci¨®n y fantas¨ªa

Dentro del ciclo Orquestas del Mundo, Iberm¨²sica programa de cuando en cuando algunos solistas de fuerza e inter¨¦s informativo. Es el caso del pianista neoyorquino Richard Goode (1945), que fuera disc¨ªpulo de Nadia Reisenberg, Rudolf Serkin y Mieczyslav Horzovski, muerto en 1993 con m¨¢s de 100 a?os. Gran m¨²sico de c¨¢mara y excelente maestro, Goode inicia su definitiva carrera de virtuoso a una edad madura, pero lo hace con gran ¨¦xito. Quiz¨¢ su mayor secreto reside en el inconformismo de sus versiones. Ante Goode no escuchamos otra vez lo ya o¨ªdo, sino algo suyo pensado con fantas¨ªa y realizado con gran lujo de medios t¨¦cnicos.Su Chopin (Polonesa-Fantasia en la bemol) tiene poco que ver con el de Rubinstein, pues lo entiende con una carga pat¨¦tica que hasta puede parecer excesiva. Hubo poes¨ªa e intimidad en los Intermezzi y Capricci de Brahms, mas siempre apartadas de lo impuesto por la tradici¨®n. En todos los casos, salvo en la Sonata en sol mayor de Beethoven, derroch¨® Richard Goode imaginaci¨®n sonora, vivi¨® las din¨¢micas con minuciosidad y se recre¨® con largueza en la marcha del discurso.

En tal aspecto, la cumbre de la actuaci¨®n de Richard Goode fue la Sonata en do mayor, opus III, de Beethoven, creaci¨®n monumental y adivinatoria del compositor de Bonn.