Erich Priebke, acusado del fusilamiento de 335 italianos, solo conf¨ªa en "un milagro"
Un elegante traje gris, corbata de fantas¨ªa y la mirada altanera. Erich Priebke moviliz¨® ayer todos los recursos de sus bien llevados 82 a?os para pisar con seguridad el tribunal militar de Roma que puede condenarle a cadena perpet¨²a por el asesinato de 35 italianos, 75 de ellos jud¨ªos, perpetrado en las Fosas Ardeatinas el 27 de marzo de 1944. Pero su abogado, Velio di Rezze, tal para corregirle esos excesos, asegura que la procesi¨®n va por dentro. "Ayer mismo me dijo que s¨®lo le salvar¨¢ un milagro", revel¨® a los periodistas durante la apertura del juicio.
El ambiente en la sala era tenso, debido en parte a la peque?ez del local. Numerosos periodistas de todo el mundo, autorizados s¨®lamente a echar un vistazo por turnos, hubieron de seguir la sesi¨®n a trav¨¦s de un circuito cerrado de televisi¨®n. El inter¨¦s suscitado por el proceso se debe tanto a la importancia hist¨®rica de los hechos considerados como a la circunstancia, estimada muy probable por historiadores y expertos, de que ¨¦ste pueda ser el ¨²ltimo juicio de un presunto criminal nazi. La avanzada edad del acusado, que el d¨ªa de autos ten¨ªa 31 a?os, indica a las claras que los responsables del genocidio no detectados y a¨²n vivos son, por fuerza, poqu¨ªsimos y demasiado ancianos para ser procesados.Fuera de la sala quedaron tambi¨¦n la mayor¨ªa de los miembros de. asociaciones y familiares de las v¨ªctimas que se han constituido como parte civil en el juicio. Esta circunstancia y las apreturas de los accesos contribuyeron a la. explosi¨®n de alg¨²n incidente, sobre todo cuando una escritora llamada Mary Pace, que defiende con pasi¨®n al alem¨¢n y ha enviado un ramo de rosas diario a la c¨¢rcel romana donde est¨¢ intemado Priebke desde el pasado 21 de noviembre, se mezcl¨® con el p¨²blico. "Confiesa que lo haces por dinero", le grit¨® la familiar de una v¨ªctima. Otro hizo un gesto amenazador y Pace, tras sufrir un ligero desmayo, pidi¨® a dos polic¨ªas que la escoltaran hasta la calle.Priebke, que est¨¢ acusado de "homicidio m¨²ltiple y continuado con agravante de crueldad", afirm¨® en el juicio preliminar donde se decidi¨® su procesamiento que la matanza de las Fosas Ardeatinas "fue un acto leg¨ªtimo" realizado "por culpa de los que hicieron el atentado de V¨ªa Rasella", un atentado con bomba que mat¨® a 32 militares alemanes en el centro de Roma y como represalia al cual se orden¨® el asesinato masivo en el que se implica a Priebke. Tambi¨¦n reconoci¨® haber matado directamente a dos de los ejecutados.Pero el acusado, que era capit¨¢n de las SS cuando se produjeron los hechos, sostiene que actu¨® por obediencia debida, ya que, si no lo hubiera hecho, "habr¨ªa pasado a integrar la lista de los condenados". El ministerio fiscal estima que al menos otros tres oficiales alemanes se negaron a participar en el asesinato de las Fosas Ardeatinas sin sufrir ning¨²n castigo. Y a?ade que los ejecutados fueron 15 m¨¢s de los "10 por cada alem¨¢n muerto" que una norma del Ej¨¦rcito de Hitler fijaba para determinar el n¨²mero de v¨ªctimas en caso de represalia., El. fiscal afirma que Erich Priebke confeccion¨® la lista de italianos asesinados en las afueras de Roma el 27 de marzo de 1944.Este ¨²ltimo detalle, aunque puramente formal en el contexto de un crimen horroroso, ser¨¢ relevante. Ya fue decisivo para la condena a cadena perpetua dictada en 1948 contra Herbert Kappler, comandante en jefe de las fuerzas alemanas en Roma, por el mismo crimen. Una decena de alemanes juzga dos junto a aquel jefe, que huy¨® misteriosamente de la c¨¢rcel en agosto de 1977, fueron absueltos por el argumento de la obediencia debida que ahora esgrime Priebke.Intervenci¨®n decisiva
El fiscal intentar¨¢ demostrar que la intervenci¨®n de ¨¦ste fue m¨¢s importante, y decisiva para cometer el crimen. El tribunal ha admitido 12 testigos del ministerio p¨²blico y 10 de los acusadores privados, mientras que la defensa presentar¨¢ s¨®lo cuatro testigos, entre ellos un supuesto superviviente de las fosas que habla bien de Priebke.Ex camamero en el Savoy de Londres, voluntario de la polic¨ªa militar nazi y miembro del comando que rescat¨® a Benito Mussolini del cautiverio del Grande Sasso, seg¨²n algunos historiadores, Erich Priebke vivi¨® sin problemas, con su verdadera identidad, en Bariloche, Argentina, hasta mayo de 1994. Un equipo de la cadena norteamericana de televisi¨®n ABC descubri¨® su domicilio y le hizo la entrevista que determin¨® su detenci¨®n. Seg¨²n el abogado argentino del detenido, el denunciante fue otro ex nazi alem¨¢n residente en Bariloche.Elio Toaff, rabino jefe de Roma, declar¨® recientemente que, debido a su avanzada edad, Priebke deber¨ªa ser condenado, si acaso, a detenci¨®n domiciliaria. Buena parte de la comunidad hebrea critic¨® esta opini¨®n de su rabino.
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