Manolo Escobedo, ex dirigente comunista vasco

Una peque?a esquela en un peri¨®dico de Bilbao; sin emblemas o escudos, tan habituales ahora en la prensa vasca para alertar al lector de las se?as ideol¨®gicas del muerto. No pod¨ªa tenerlos Manolo Escobedo porque su ¨²ltimo partido, Euskadiko Ezkerra (EE), se disolvi¨® en otros, desapareci¨®. Seg¨²n la esquela, ten¨ªa 66 a?os (falleci¨® el d¨ªa 7), luego deb¨ªa contar unos 40 cuando se celebr¨® el juicio de Burgos. Fue uno de los comunistas que movilizaron al exilio antifranquista, tan dividido siempre, y a la opini¨®n p¨²blica francesa para intentar salvar la vida de los seis vascos (Izko, Onaind¨ªa, Gorostidi, Larena, Dorronsoro y Uriarte) que Franco hab¨ªa condenado a muerte. Despu¨¦s intent¨®, sin ¨¦xito, prolongar la unidad de las fuerzas antifranquistas de izquierda producida en torno a esa movilizaci¨®n, establecer una relaci¨®n entre el viejo partido comunista y las nuevas fuerzas nacionalistas o izquierdistas surgidas del medio estudiantil en torno al 68.Hijo del exilio -deb¨ªa tener cinco o seis a?os cuando empez¨® la guerra-, conoci¨® los campos de concentraci¨®n en Francia, el mundo de la clandestinidad, la c¨¢rcel, la crueldad de los bur¨®cratas, la autocr¨ªtica (por desviaci¨®n nacionalista peque?o-burguesa, o por lo contrario). Regres¨®. Fue dirigente del Partido Comunista de Euskadi, en cuyo seno se aline¨® con el sector partidario de la fusi¨®n con EE. Ingeniero aeron¨¢utico en Toulouse, hab¨ªa abandonado esa profesi¨®n en los a?os sesenta para convertirse en permanente del PCE. Hace a?os que estaba enfermo, en una silla de ruedas. Ha muerto sin emblema al que acogerse, excepto el de sus recuerdos. Pero somos muchos los que guardaremos memoria de ¨¦l.-