Calaveras de vanguardia
Una muestra re¨²ne alegor¨ªas de la muerte en el arte espa?ol
La muestra Postrimer¨ªas. Alegor¨ªas de la muerte en el arte espa?ol contempor¨¢neo, que se exhibe hasta el d¨ªa 30 de junio en la Fundaci¨®n Cultural Mapfre Vida de Madrid (General Per¨®n, 40), no s¨®lo es interesante por su tema -el muy hincado en la tradici¨®n espa?ola de representaci¨®n-reflexi¨®n sobre la muerte, aunque visto desde la perspectiva vanguardista de los artistas de nuestro siglo-, sino tambi¨¦n por la excelente selecci¨®n de la obra que lo ilustra.Y hago menci¨®n de la excelencia de la obra escogida al respecto porque una muestra argumental como ¨¦sta no puede convertirse en un inventario de nombres de artistas ilustres, aunque aqu¨ª, claro, los hay, y no pocos, entre los casi 40 seleccionados.
No obstante, adem¨¢s de la presencia de artistas como Picasso, Dal¨ª, Mir¨®, Bores, Luis Fern¨¢ndez, Coss¨ªo, Solana, Maruja Mallo, Lekuona, etc¨¦tera, o los m¨¢s recientes, entre los que se encuentran T¨¢pies, Saura, Equip Cr¨®nica, Arroyo, Brossa, Cr¨®nica, Zush, Pazos, Garc¨ªa Sevilla, P¨¦rez Villalta, Campano, Sicilia, Barcel¨®, etc¨¦tera, lo que en este caso se acaba imponiendo es la obra elegida de cada uno de ellos.
En efecto, esta soberbia panoplia de cr¨¢neos y tibias resiste airosa, con toda la fulgurante intempestividad espa?ola, los alambicados modos de la modernidad.
Sorpresa
As¨ª, uno, al penetrar en la exposici¨®n, se encuentra preparado para toparse con una calavera solanesca, de verde profundo; pero menos con la huesa poscubista, que puede tener tonalidades amarillo-lim¨®n, o los espectrales y fosforescentes cr¨¢neos del surrealismo, de cuyos orificios sale de todo. ?Qu¨¦ digo? La calavera, ahora lo vemos, le sale bien al espa?ol desde cualquier instancia, incluida la del informalismo.De esta manera, Fernando Huici, el comisario de la exposici¨®n, dirige con garbo esta orquesta de permanentes insomnes que pululan por el monte Pelado como ¨¢nimas en pena, que es como ve el espa?ol al que se precipita en el hoyo.
El descubrimiento, que se extiende hasta los artistas de las ¨²ltimas generaciones, nos demuestra que, en efecto, el artista espa?ol percibe la muerte como algo de lo m¨¢s veros¨ªmil, viable, natural... Parece como si, dando la vuelta a la tortilla o a la calavera, en este caso, fuera la espantable imagen de la muerte como un amuleto de la buena suerte, como algo que hay que tener muy presente como un exorcismo para no quedarse en los huesos.
Este descubrimiento, que hist¨®ricamente nos pesaba como. una losa, cobra una tonificante ligereza gracias a esta estupenda exposici¨®n, que nos revela, bien pensada, bien seleccionada, bien montada, no digo ya c¨®mo es un cr¨¢neo pop o neoexpresionista, sino el m¨²ltiple juego de escorzos mentales, peligrosas iron¨ªas y descarados cara a cara con que el artista espa?ol contempor¨¢neo ventila, nunca mejor dicho, el ¨²ltimo suspiro.
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