El poder

Hace unos meses, cuando ya era inminente la invasi¨®n de los b¨¢rbaros y la ca¨ªda del imperio socialista, exist¨ªa una gran curiosidad por los nombres y los rostros del futuro poder. Ya est¨¢n aqu¨ª y se confirma la prevista mezcla de expertos, pijos y miembros del Opus Dei, pero m¨¢s equilibrada de lo esperado: se est¨¢n repartiendo el poder en tres tercios. A medida que se conocen los nombres de los elegidos, se asienta la sospecha de que en Espa?a empieza a pasar lo mismo que en Italia: el poder econ¨®mico ha pasado a la ofensiva gobernando mediante personajes interpuestos que, aun llam¨¢ndose pol¨ªticos, casi carecen de autonom¨ªa pol¨ªtica.Empieza a ser urgente conocer la sustancia del lobby que en 1993 impuso a Pujol la alianza con el PSOE, porque se trata del mismo que ahora ha conseguido impon¨¦rsela con el PP. Si en 1993 era dif¨ªcil a causa de las heridas abiertas por el caso de Banca Catalana, en 1996 ten¨ªan que pasar por encima del cad¨¢ver de las bases nacionalistas de CiU, que hab¨ªan jurado odio a muerte a los romanos y a los b¨¢rbaros. Han pasado sobre esos cad¨¢veres. Poderoso debe de ser el lobby como para conseguir tan espectaculares forzamientos, sea en el terreno de Pujol sea en el de Aznar. Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte recordando lo que dijo Aznar en Andaluc¨ªa tras ser boicoteado en Lleida por un grupo de estudiantes nacionalistas.

Ser¨ªa tonta pr¨¢ctica seguir abriendo desmesuradamente los ojos ante la falta de esqueleto ideol¨®gico de la pol¨ªtica de mercado de producto ¨²nico. M¨¢s sensato me parece dedicar nuestros esfuerzos a saber qui¨¦n manda realmente en Espa?a. Quienes mueven los hilos de las marionetas votadas cada cuatro a?os, aunque no digan lo que hacen ni hagan lo que dicen.