C¨®rcega sale muy cara a Francia
Las negociaciones entre el Gobierno de Par¨ªs y el nacionalismo radical corso han venido desarroll¨¢ndose en el secreto m¨¢s absoluto. No se conocen ni el temario ni los objetivos de cada parte, aunque, parad¨®jicamente, podr¨ªa pensarse que desde Par¨ªs se desea m¨¢s que en Ajaccio o Bastia a apertura e un proceso hacia la independencia de la conflictiva isla mediterr¨¢nea. C¨®rcega le sale muy cara a Francia.El Gobierno franc¨¦s anunci¨®; el pasado 27 de marzo, su decisi¨®n de convertir C¨®rcega en una gran zona franca. Fue una prueba de la generosidad que el presidente Jacques Chirac y su primer ministro, Alain Jupp¨¦, est¨¢n dispuestos a mostrar para romper el tradicional nudo pobreza-violencia que atenaza a los corsos.
Las caracter¨ªsticas de esa zona franca no ser¨¢n conocidas hasta julio. Habr¨¢ que negociar previamente con la Comisi¨®n Europea y decidir a qui¨¦n se rebaja o se exime de impuestos. La intenci¨®n gubernamental es animar el turismo, la agricultura y el comercio, con el fin de reducir el alto nivel de subsidiaci¨®n gracias al que vive la isla. El proyecto de zona franca es contemplado, por el momento, con gran escepticismo por la ciudadan¨ªa corsa.
La estructura econ¨®mica de C¨®rcega padece de insuficiencias cr¨®nicas. Sus 251.000 habitantes para 8.680 kil¨®metros cuadrados de territorio implican una densidad de poblaci¨®n muy inferior a la francesa: 28,9 habitantes por kil¨®metro cuadrado, frente a 105. Uno de cada cuatro trabajadores es funcionario, y Par¨ªs bombea anualmente 7.000 millones de francos (unos 160.000 millones de pesetas) en salarios p¨²blicos y subsidios diversos. La renta per c¨¢pita es tambi¨¦n inferior a la media francesa (81.700 francos frente a 118.000) y s¨®lo el nivel de desempleo, del 12%, es comparable al del continente. Un mal a?o tur¨ªstico, como 1995, implica una fuerte contracci¨®n del conjunto de la actividad econ¨®mica.
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