Un centrismo muy particular
La nueva ministra de Educaci¨®n y Cultura, Esperanza Aguirre, parece dispuesta a consumir de modo intensivo todos los m¨¢rgenes de confianza que se conceden a quien estrena un cargo. En pocas horas, la ministra ha dicho que, aunque ella de lo que sabe es del sector agropecuario, cree que no hay que subvencionar a la cultura pero s¨ª a la educaci¨®n. Y no ha tenido inconveniente en proclamar la preferencia de un colegio privado sobre otro de titularidad p¨²blica a la hora de la financiaci¨®n por parte del Estado si el privado concita mayor demanda. Ejemplo sumamente peligroso, entre otras muchas razones porque desconoce la realidad de que los colegios privados se asientan, por lo general, en zonas de alto nivel econ¨®mico, en busca de buenos beneficios, cosa que no acontece con los centros p¨²blicos, obligados a radicarse donde son necesarios. De manera que lo del derecho de los padres a elegir la educaci¨®n de sus hijos, principio invocado por la se?ora Aguirre, es bastante relativo.He dejado hasta ahora a un lado algo, al parecer, tan escasamente significativo para la ministra como que somos ciudadanos antes que padres, pues no quiero creer que lo sepa y que, sabi¨¦ndolo, piense en favorecer el negocio de algunos, lo que en puro liberalismo econ¨®mico como el de la se?ora Aguirre no deja de ser te¨®ricamente problem¨¢tico, aunque en la pr¨¢ctica sea consecuente. Libertad de empresa s¨ª, pero menos: unas empresas, las subvencionadas, son m¨¢s libres que otras. Pero eso s¨ª, el empresario subvencionado es m¨¢s liberal que el no subvencionado, es decir, es m¨¢s del partido que lo subvenciona. Y si el empresario es el padre prior, o el hermano lego, o el cl¨¦rigo X, mejor que mejor. A los c¨®micos o a los cineastas, que no los subvencione nadie, porque a los padres no les interesan mucho, aunque hay quienes no son padres que s¨ª aman el teatro y el cine.
La contradicci¨®n es manifiesta, pero, no nos enga?emos, tiene una l¨®gica aplastante: hay que subvencionar a quien piensa como uno, a quien cree lo de uno, al de la cuerda propia. Cuando el subvencionado es de la cuerda, no importa que malgaste mucho tiempo en hacer bien los papeles para conseguir la subvenci¨®n, como ha dicho la se?ora Aguirre refiri¨¦ndose a los efectos de las subvenciones indeseadas, en lugar de dedicarse a actividades verdaderamente productivas.
A los otros, ?hala!, que les den boleta, incluso, o sobre todo, a quienes tienen menos, que son los que no pueden pagarse un colegio privado y no se lo l¨ªan a pagar con el tan cacareado cheque escolar, que es un poco y un bastante el timo de la estampita. Si esto es centrismo, yo soy zul¨².
Jorge Sempr¨²n estuvo a punto de cargarse el cine espa?ol; despu¨¦s de ¨¦l, una pol¨ªtica m¨¢s razonable y la asistencia de TVE, sobre todo en la concesi¨®n de los derechos de antena, han permitido un auge modesto pero eficaz de la industria cinematogr¨¢fica. La se?ora Aguirre ha anunciado su prop¨®sito de sintonizar con el se?or Sempr¨²n, que hizo una lectura liberal del socialismo poco afortunada y en los ant¨ªpodas, por cierto, de los socialistas franceses, tan pr¨®ximos a ¨¦l, que han minado la producci¨®n cinematogr¨¢fica propia y no han aceptado el imperialismo -s¨ª- del audiovisual norteamericano. La ministra est¨¢ viendo el centrismo con los lentes de m¨ªster Friedman y el padre prior, que siempre acaban por confundirse. El padre prior y los fabricantes de armas y los banqueros con p¨¦rdidas, como dice un personaje del ¨²ltimo libro de Carlos Fuentes, La frontera de cristal, a prop¨®sito de los liberales reaganianos.
Pues ya lo saben los empresarios de cine y de teatro, la cosa est¨¢ clara: a dedicarse a los coles, siempre que sean coles bien avenidos con el dogma, donde a ser posible, y como en los mejores tiempos (oh manes de aquel infumable ministro de Fomento, ?de Fomento, s¨ª!, el marqu¨¦s de Orosio, que suscit¨® la ira de don Francisco Giner de los R¨ªos y la Instituci¨®n Libre -s¨ª- de Ense?anza), no se hable de Darwin y de la teor¨ªa de la evoluci¨®n, seg¨²n exigen los integristas americanos. Y los actores, los que puedan, pues a representar al Jardiel de Carlo Monte en Montecarlo, que ha repuesto el teatro Espa?ol, ese humor cocinado en 1939 para que los vencedores de la guerra civil se endulzaran un poco el paladar y los o¨ªdos entre fusilamiento y fusilamiento; o, si prefieren otro g¨¦nero, que se dediquen a hacer constumbrismo madrile?o, que a lo mejor eso tiene p¨²blico y apoyos. A lo mejor. Actores liberales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.