El Supremo confirma la condena de 27 a?os a un padre que mat¨® a golpes a su hijo dormido
El ni?o, de seis a?os, sufri¨® a lo largo de su vida continuas palizas de su progenitor
El Tribunal Supremo ha confirmado las penas de 27 y 14 a?os de reclusi¨®n impuestas al padre y a la madre de un ni?o de seis a?os asesinado en 1992 por los golpes que, "con desenfrenada ferocidad", su progenitor le propin¨® mientras dorm¨ªa. El caso de Ra¨²l ?vila es un compendio de atrocidades a manos de un padre brutal, en un ambiente de desamparo. V¨ªctima de la desidia de su madre y del odio de su padre, Ra¨²l iba a clase con cara y piernas plagadas de moratones y excrementos secos pegados a la piel. Tras iniciarse una investigaci¨®n por malos tratos, su padre lo mat¨® a golpes.
Manuel ?vila y Manuela Bernal tuvieron a Ra¨²l tres meses despu¨¦s de casarse en 1986. Con s¨®lo mes y medio, el ni?o fue hospitalizado por intolerancia a las prote¨ªnas, pero el equipo m¨¦dico, al apreciar el rechazo "sobre todo paterno" encarg¨® a una asistenta social que estudiase el caso. El peque?o qued¨® clasificado por ¨¦sta como "ni?o rechazado de alto riesgo".La situaci¨®n no vari¨® cuando la pareja tuvo otros dos hijos, Manuel y Elizabeth. La desatenci¨®n hacia Ra¨²l continu¨®, hasta el punto de que, por un descuido, el ni?o ingiri¨® una botella de aguafuerte que le produjo quemaduras en faringe, es¨®fago y mucosa g¨¢strica, teniendo que ser operado. El trato paterno lleg¨® a o¨ªdos de la Guardia Civil, cuyo escueto atestado al juzgado acab¨® archivado.
En el colegio, a su profesora, Mercedes Echevarr¨ªa, le llam¨® la atenci¨®n la inusitada falta de higiene del ni?o, que a veces llegaba con excrementos secos pegados a las piernas, frente al nivel de aseo que presentaban sus hermanos. Su retraso en andar y hablar hizo que la profesora le dedicara especial atenci¨®n, "incrementada por el af¨¢n de cari?o del ni?o", dice la sentencia.
Hematomas
Un d¨ªa de 1991 Ra¨²l lleg¨® a clase con fuertes hematomas en la cara adem¨¢s de los moratones habituales: las lesiones se las hab¨ªa causado su padre ante la presencia pasiva de su madre. Pero los padres atribuyeron las lesiones a una ca¨ªda en la ba?era, versi¨®n que no convenci¨® a la profesora, por la suciedad del ni?o.
La profesora lo denunci¨® a la Guardia Civil. Se abrieron diligencias judiciales. A su vez, el centro escolar inform¨® al Servicio de Atenci¨®n al Ni?o y a la delegaci¨®n provincial de Educaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa. Pero los malos tratos siguieron. Una semana antes de morir, el ni?o fue nuevamente golpeado por su padre. Un pedagogo y una psic¨®loga hablaron con la madre, que nada hab¨ªa hecho por defenderle, e iniciaron una investigaci¨®n que no pudo terminarse.
El 9 de abril de 1992, Ra¨²l fue recogido del colegio junto con sus hermanos por la madre. A una hora no determinada, cuando dorm¨ªa con su hermano Manuel, Ra¨²l fue agredido por su padre, quien le propin¨® dos fuertes golpes en la boca y en carrillo y ojo derechos, y despu¨¦s le proyect¨® violentamente contra el suelo y le caus¨® dos fuertes hematomas en la cabeza, con conmoci¨®n cerebral y edema cerebral.
La paliza desencaden¨® una regurgitaci¨®n de los alimentos, que no pudieron ser expulsados por no funcionar el mecanismo reflejo de la tos por la inconsciencia del ni?o y terminaron por obstruir sus v¨ªas respiratorias, de forma que Ra¨²l muri¨® asfixiado.La Audiencia de Sevilla conden¨® al padre, Manuel ?vila Requena a 27 a?os por parricidio y maltrato f¨ªsico habitual a un hijo y a la madre, Manuela Bernal S¨¢nchez, a 14 a?os por los mismos delitos.
La sentencia del Tribunal Supremo, de la que ha sido ponente el magistrado Roberto Garc¨ªa Calvo, rechaza que el comportamiento del padre se orientase a evitar la muerte del ni?o al "haber intentado reanimar a su hijo por todos los medios a su alcance".
Muy al contrario, el Supremo ha estimado que el padre golpe¨® al ni?o con "desenfrenada ferocidad", y que, en vez de acudir en busca de ayuda m¨¦dica, -los 20 o 30 minutos entre lesiones y muerte pudieron ser claves-, "realiz¨® un montaje para eludir sus responsabilidades y achacar el ¨®bito a un atoramiento accidental, repitiendo as¨ª su habitual actitud de escamotear los malos tratos que aplicaba a su hijo, v¨ªctima de la brutal paliza".
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