¡°El juez de la 4T¡±: los alias propuestos por los candidatos a jueces evidencian la parcialidad y politizaci¨®n del proceso
El INE ha prohibido el uso de sobrenombres propagand¨ªsticos para las campa?as de la elecci¨®n judicial, pero se enfrenta a un problema de tiempo si la decisi¨®n es impugnada


La premura para decidir y organizar la reforma judicial que establece la elecci¨®n popular de jueces en M¨¦xico est¨¢ dejando a la vista las m¨²ltiples fallas de un proceso acelerado. El ¨²ltimo asunto sobre el que ha tenido que decidir el INE, los sobrenombres que los candidatos quer¨ªan incluir en las boletas, ha ocasionado ciertas cr¨ªticas sobre una posible frivolizaci¨®n de la justicia y un acercamiento indebido a los partidos pol¨ªticos para sacar rendimiento en las votaciones. Los apodos, que est¨¢n autorizados y regulados para las elecciones legislativas desde principios del los noventa, no han sido aceptados en esta ocasi¨®n por el INE, con argumentos de forma y de fondo. El presidente L¨®pez Obrador, quien teji¨® esta reforma, pretend¨ªa que los jueces se quitaran la careta. A juzgar por los sobrenombres elegidos, le han hecho caso: ¡°El juez de AMLO¡± o el ¡°Juez de la 4T¡± son algunos de ellos.
La negativa en bloque al uso de los sobrenombres, en lugar de entrar a discutir cu¨¢les son v¨¢lidos y cu¨¢les no, parece responder m¨¢s a la falta de tiempo en un proceso que avanza r¨¢pido y con obst¨¢culos imprevistos que a la discusi¨®n sobre si procede o no el uso de esta pr¨¢ctica. En todo caso, los alias elegidos por algunos candidatos rompen con las reglas que ha ido dictando la jurisprudencia para su uso en las elecciones legislativas. ¡°El Juez de AMLO¡±, el ¡°Juez de la 4T¡± o el ¡°Juez del Pueblo¡± no parecen apodos conocidos, sino burdos oportunismos. ¡°No pueden ser propaganda, ni confundir al elector, tampoco vulnerar los principios que rigen la elecci¨®n y seguir cauces sensatos y razonables¡±, resume Josafat Cortez, profesor de la UNAM experto en asuntos jur¨ªdicos.
¡°Los candidatos est¨¢ buscando acercarse al partido con m¨¢s capacidad de movilizaci¨®n y de mayor aceptaci¨®n p¨²blica¡±, sostiene Cortez, que en este caso ser¨ªa Morena, el partido en el poder. Y lo hacen, dice el profesor, entre otras razones, porque hay un problema de origen ¡°en el dise?o de esta reforma judicial¡± que impide a los aspirantes hacer campa?a, de modo que tratan de que la gente los ubique mandando se?ales con el sobrenombre. ¡°Quieren hacerse notar¡±. Pero en ese intento, el experto se?ala dos efectos perversos: por un lado, la falta de recursos y la imposibilidad de hacer campa?a puede abocar a una financiaci¨®n espuria por parte de grupos de distintos intereses, no solo pol¨ªticos tambi¨¦n empresariales o religiosos, o mafiosos. Por otro, el proceso se desliza hacia ¡°una trivializaci¨®n de la actividad jurisdiccional¡±.
El solemne acto de juzgar deviene as¨ª en una frivolidad cuando los apodos que eligen los candidatos m¨¢s parecen alias de la lucha libre que sobrenombres leg¨ªtimos. Javier Santiago Castillo recuerda perfectamente la primera vez que se discuti¨® en M¨¦xico el asunto de los sobrenombres en las listas electorales, porque ¨¦l estaba all¨ª, era consejero del entonces Instituto Federal Electoral por el distrito 36 de la capital, cuando, en 1991, se presentaba para diputado el Tibio Mu?oz, un laureado nadador mexicano al que todo el mundo conoc¨ªa por el apodo. Y la norma se adecu¨® al caso en concreto y luego har¨ªan uso de ella otras figuras conocidas por el sobrenombre, como la Tigresa, una cantante cuyo nombre era Irma Serrano. La jurisprudencia posterior se encarg¨® de ir reglamentando este uso, que solo es posible, dice Santiago Castillo, cuando tiene larga tradici¨®n en el tiempo y en el conocimiento popular. El juez de la 4T no parece el caso. Y tampoco ¡°La ministra del pueblo¡±, el alias elegido por la ministra de la Suprema Corte Lenia Batres. En ¨¢mbitos period¨ªsticos y pol¨ªticos se dio a conocer as¨ª, pero es dif¨ªcil pensar que alguien sepa identificarla por eso lejos de esos c¨ªrculos. ¡°Utilizar la figura del presidente, por ejemplo, no es m¨¢s que oportunismo y frivolidad¡±, critica Santiago Castillo. ¡°Y no tiene sustrato legal¡±.
Por otro lado, condena tambi¨¦n la imagen que puede dar un servidor p¨²blico, en especial uno que haya de impartir justicia con imparcialidad si su apodo remite a un partido pol¨ªtico o a un presidente. Ser¨ªa como hacerse llamar el juez antiabortista, por ejemplo. ¡°En el ¨¢mbito privado todo el mundo puede tener su ideolog¨ªa, pero los servidores p¨²blicos, todos, deben tener una conducta imparcial¡±, a?ade Santiago Castillo, tambi¨¦n exconsejero del INE e investigador en materia electoral por la Universidad Aut¨®noma de Metropolitana (UAM) en Iztapalapa.
¡°El INE ha tomado argumentos distintos para negar los sobrenombres¡±, explica el experto en temas electorales Luis Miguel Carriedo-Ba?os. ¡°Y ha usado la falta de tiempo, porque ya estaban a punto de imprimir las boletas¡±, pero tambi¨¦n que esos sobrenombres deber¨ªan haber venido ya desde su registro en el Senado. En este ¨²ltimo caso, las reglas est¨¢n claras en los procesos legislativos, pero en el caso de las primeras elecciones judiciales de M¨¦xico, hay registros distintos. De modo que, si hubiera ahora impugnaciones, la jurisprudencia ir¨ªa definiendo este proceso en concreto. No parece que vaya a ser en esta ocasi¨®n, aunque el partido est¨¢ a la mitad, si alguien impugna, el Tribunal Electoral tendr¨ªa que pronunciarse. Y a toda velocidad. Hay cuatro d¨ªas para recurrir la decisi¨®n del Instituto. ¡°En efecto¡±, se?ala Carriedo-Ba?os, ¡°el debate es a?ejo, pero tambi¨¦n est¨¢ abierto y vivo en este momento¡±. En todo caso, opina que muchos de los sobrenombres que se han difundido correspond¨ªan m¨¢s a lemas que a apodos ¡°razonables para identificar al candidato¡±.
Josafat Cortez aventura todav¨ªa un proceso complicado con ¡°un c¨²mulo de candidatos moviliz¨¢ndose en redes sociales y por otras v¨ªas. Con necesidad de apoyos para su promoci¨®n. ¡°En las pr¨®ximas semanas veremos campa?as ya focalizadas y la pregunta ser¨¢ de d¨®nde vienen los recursos. El modelo abre la puerta a grupos de presi¨®n¡±, asegura Cortez. Esos problemas dejar¨ªan el asunto de los sobrenombres en un simple chiste.
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