Una ley con poco dinero y mucho recorte
La LOGSE lleva un camino similar al de la 'ley Villar' de 1970
Las dificultades que encuentra la LOGSE no son exclusivas de las zonas rurales. En todo el territorio dependiente de la Administraci¨®n central s¨®lo el 62% de los alumnos que han de empezar la ESO el curso pr¨®ximo podr¨¢n hacerlo en institutos que re¨²nen los requisitos -materiales y humanos- establecidos en la ley. Las razones son fundamentalmente econ¨®micas; los recortes del gasto p¨²blico de los ¨²ltimos a?os han afectado en gran medida a las previsiones de inversi¨®n en la reforma educativa. En muchos aspectos, la LOGSE vive una andadura muy similar a la de la ¨²ltima gran ley de ordenaci¨®n del sistema educativo que la precedi¨® la ley General de Educaci¨®n de 1970, Ley Villar.La implantaci¨®n anticipada del segundo ciclo de la ESO (los cursos superiores de esta etapa, que sustituyen a los dos primeros del B UP) se produce en paralelo, parad¨®jicamente, con la provisionalidad con que va a empezar su secundaria ese 60% del alumnado del territorio dependiente de la Administraci¨®n central. Curiosamente, el 70% de los institutos del hasta ayer mismo llamado territorio MEC estar¨¢n impartiendo anticipadamente el segundo cielo de la ESO el curso pr¨®ximo.
Con esa anticipaci¨®n (aplicada con un ritmo diferente por cada unas de las diversas administraciones y por el propio ministerio) el Gobierno saliente ha intentado paliar la negativa impresi¨®n que produc¨ªan los sucesivos retrasos del calendario para la implantaci¨®n general de la LOGSE. Agobiado por la crisis econ¨®mica, trataba, as¨ª, de demostrar que cre¨ªa en su reforma. Algo que constantemente han puesto en duda los partidos de la oposici¨®n - entre ellos el PP, enfrentado ahora a la responsabilidad de decidir cu¨¢nto dinero se destina a la Educaci¨®n- cuando, Presupuesto tras Presupuesto, han venido afe¨¢ndole a la Administraci¨®n del PSOE el incumplimento sistem¨¢tico de las previsiones de la Memoria Econ¨®mica que acompa?¨® al texto de la ley cuando fue aprobada por el Parlamento.
En realidad, en buen n¨²mero de aspectos, hay un gran paralelismo entre la a¨²n incipiente andadura de la LOGSE y. la de la precedente ley Villar. Ambas se proyectan y debaten en momentos de optimismo econ¨®mico: en pleno desarrollismo la primera, y en el mejor momento econ¨®mico de los 13 a?os de gobiernos socialistas la segunda. Ambas ampl¨ªan en dos a?os la escolaridad obligatoria: desde los 12 hasta los 14 la primera y desde los 14 hasta los 16 la segunda. Es conveniente recordar que la mayor¨ªa de edad laboral comienza a los 16 a?os, por lo que, pese al innegable progreso que la ley Villar supon¨ªa sobre la situaci¨®n anterior a 1970, subsist¨ªa un complicado desfase de dos a?os entre el final de la escolaridad obligatoria, los 14, y la mayor¨ªa de edad laboral, los 16. La superaci¨®n de tal desfase es uno de los principales objetivos de la ampliaci¨®n de la escolaridad obligatoria hasta los 16 que se propone la LOGSE y probablemente la ¨²nica virtud que le reconocen sus detractores.
Ambas normas, por otra parte, se proponen una reforma estructural del sistema precedente: la ley Villar integra cuatro a?os del antiguo bachillerato elemental en la EGB, de nuevo cu?o, y reconvierte el bachillerato superior de 2 a?os y el Preu en los tres cursos del bachillerato unificado polivalente (BUP) y uno del COU, en tanto que la LOGSE compendia en una nueva etapa, la de la educaci¨®n secundaria obligatoria (ESO), los dos ¨²ltimos cursos de la EGB y los dos primeros. del BUP, para culminar con un bachillerato de s¨®lo dos a?os y cuatro modalidades.
En cuanto a los problemas, tambi¨¦n ambas leyes han recorrido caminos paralelos. Porque tanto la ley Villar como la LOGSE se ver¨¢n afectadas desde el principio por el virus de sendas crisis econ¨®micas: la primera, en su fase m¨¢s aguda, en 1973, y la egunda, casi desde su aprobaci¨®n, en octubre de 1990. Los promotores de la Ley del 70 ha b¨ªan anunciado una ley de financiaci¨®n que no lleg¨® a ver la luz; los de la LOGSE, por su parte, rehusaron las peticiones de la oposici¨®n para que tambi¨¦n su reforma se acompa?ara de una ley de financiaci¨®n que garantizara el cumplimento de sus objetivos frente a crisis coyunturales y la alternacia en el poder. El PSOE se limit¨® a acompa?ar el texto de su ley con la Memoria Econ¨®mica cuyas previsiones de inversi¨®n se han incumplido sistem¨¢ticamente en las leyes de presupuestos sucesivas desde 1991 a 1994.
Con todo, tanto la LOGSE como la ley Villar han encontrado su principal enemigo dentro del propio sistema educativo, entre un amplio sector del profesorado de ense?anzas medias. El doble objetivo de ambas leyes de ampliar la escolaridad obligatoria y, al tiempo, intentar proporcionar una misma educaci¨®n a la totalidad de la poblaci¨®n, es visto como un intento est¨¦ril de realizar la vieja utop¨ªa de buscar la igualaci¨®n social a partir de la escuela.
Ese doble objetivo fue condenado al fracaso por los cr¨ªticos de la ley Villar pr¨¢cticamente con el mismo argumento de los detractores de la LOGSE: el de que es in¨²til intentar ofrecer una educaci¨®n pretendidamente igual a personas diferentes, y que las reformas en esa l¨ªnea han llevado inexorablemente al deterioro de la calidad de la ense?anza, manifestada sobre todo en el descenso del nivel de sus contenidos.
Que esta cr¨ªtica se haga, a veces, por profesores formados acad¨¦micamente casi ¨ªntegramente dentro del sistema de la ley del 70, tan denostada en su d¨ªa como la propia LOGSE ahora, es algo que subrayan intencionada y reiteradamente los defensores de la actual reforma en marcha.
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