El Rayo se salva del descenso directo
El ¨¢rbitro anim¨® en Vallecas el partido m¨¢s estramb¨®tico de la temporada
El Rayo logr¨® la salvaci¨®n del descenso directo en el partido m¨¢s estramb¨®tico de la temporada. Nada ten¨ªa el Rayo donde aferrarse. Nada ofrec¨ªa el Zaragoza. En realidad, el partido marchaba obtuso, entre imprecaciones e imprecisiones, en un c¨¦sped azotado por el viento. Nadie sab¨ªa por d¨®nde cogerlo. Ni jugadores, que golpeaban sin ton a la pelota, ni entrenadores que hac¨ªan de almirantes de escuadra en la banda: ¨®rdenes de disposici¨®n en la batalla para todo jugador que se moviera. Todos contribu¨ªan al nihilismo futbol¨ªstico en el partido en el que el Rayo se jugaba la permanencia en Primera Divisi¨®n. Pero ese estado s¨®lo dur¨® 37 minutos, los que tard¨® ¨¦l ¨¢rbitro en darse cuenta de que s¨®lo ¨¦l ten¨ªa la soluci¨®n para la insulsez.Como Vallecas es un terreno de juego peque?o para 22 jugadores, en un alarde de actividad e imaginaci¨®n, el ¨¢rbitro. mostr¨® c¨®mo la soluci¨®n llegaba por medio de medidas en¨¦rgicas, flexibilizaci¨®n en el empleo y supresi¨®n de cargos superfluos. En siete minutos el emprendedor Prados se?al¨® un penalti y expuls¨® a cuatro jugadores, dos por bando. Y eso que el partido transcurr¨ªa por la l¨ªnea de la normalidad y no se apreci¨® ninguna circunstancia excepcional que justificara tama?o desperdicio. A Cuartero le ech¨® por protestar, a Arag¨®n, por lo mismo; a Cortijo, por una dura entrada por detr¨¢s, y, a Palacios, por ambas circunstancias. El ¨¢rbitro convirti¨® el denso c¨¦sped de Vallecas en un solar de espacios. Llegado ah¨ª, Prados se par¨®. M¨¢s no pod¨ªa hacer. Si aquello no funcionaba, la soluci¨®n la deb¨ªan aportar otros.
?Y aquello funcion¨®! ?Vaya si funcion¨®! Toribio Aquino puede dar fe jugando con nueve y contra nueve, la conservadora t¨¢ctica de Zambrano -cinco defensas atr¨¢s y pocas alegr¨ªas delante- cobr¨® raz¨®n de ser. La construcci¨®n del contraataque, imposible en los remotos tiempos del once contra once y la superpoblaci¨®n vallecana, se convirti¨® en un juego de ni?os. M¨¢s que nada, porque donde antes hab¨ªa un bosque de defensas y centrocampistas ante los cuales poco pod¨ªan hacer los jugadores madrile?os que luc¨ªan m¨¢s arrojo que t¨¦cnica, ahora s¨®lo luc¨ªa el c¨¦sped, mondo y lirondo.
Todo benefici¨® a Aquino, el rey del remate y la potencia, el de la zurda venenosa. En un contraataque que ¨¦l mismo hab¨ªa dise?ado, el argentino dio un ejemplo magistral de la t¨¦cnica de la volea. En otro contragolpe, ¨¦ste cerrado en falta, ense?¨® c¨®mo colocarla en la escuadra contraria con precisi¨®n. y potencia.
A partir de ah¨ª, el partido degener¨® en un correcalles. El Rayo sinti¨® que hab¨ªa cumplido su objetivo. El juego de conjunto desapareci¨®, y en emulaci¨®n al ca?onero argentino, cualquier jugador se cre¨ªa capaz de dejar una marca de grandeza en Vallecas.
Por ah¨ª, estuvieron a punto de ¨ªrsele el partido y la salvaci¨®n al Rayo. El Zaragoza, al que nada le iba ni le ven¨ªa, no se dej¨® sin embargo contagiar por el estilo f¨²tbol-sala que definitivamente hab¨ªa adoptado el encuentro. Con el m¨¦todo simple pero eficaz de tomar asiento en el campo vallecano remont¨® el 3-0 en un santiam¨¦n. La incertidumbre dur¨® hasta que el ¨¢rbitro y Guilherme decidieron de nuevo ser decisivos. Penalti, gol, victoria y adi¨®s al descenso directo.
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