El pelot¨®n atraiviesa Grecia con calma

El pelot¨®n italiano recuper¨® ayer atravesando la pen¨ªnsula griega una de sus m¨¢s viejas costumbres, olvidada los ¨²ltimos a?os de contaminaci¨®n con los h¨¢bitos europeos. Los ciclistas quisieron protestar por el caos vivido en la primera etapa -ca¨ªdas por doquier, coches invadiendo la calzada, inundaciones de la carretera- y lo hicieron a su manera, recorriendo los primeros 180 kil¨®metros de la largu¨ªsima segunda etapa a ritmo de cicloturista. Una media de 30 kil¨®metros por hora se marcaron los corredores en un recorrido predominantemente llano -s¨®lo un puerto de segunda enturbiaba el horizonte-, lo que seguramente les result¨® perjudicial, dado el fuerte calor que les azot¨®. Hasta los directores tuvieron que racionar el agua a sus sedientos corredores para evitar que se hincharan.As¨ª, la etapa, como en los viejos tiempos del Giro, aqu¨¦llos de Saronni y Moser, se redujo a una hora de ciclismo, 50 kil¨®metros en los que, sin embargo, empezaron a apreciarse detalles de lo que le espera a Abraham Olano en su conquista. Hubo ciclismo aunque el vencedor se decidiera en una previsible llegada masiva que se transform¨® en un raro sprint, sin t¨¢cticas ni estrategias de equipo dado lo estrecho y corcoveante de las calles en que se desarroll¨® el ¨²ltimo kil¨®metro. Quiz¨¢s por ello Angel Edo, que tambi¨¦n aprovech¨® el peque?o repecho de la meta, pudo colarse hasta la tercera Plaza. Y quiz¨¢s por ello pudo ganar el sueco Glen Magnusson, un peso pluma.

El Carrera -equipo de Chiappucci- puede que no gane el Giro, pero ayer empez¨® a demostrar que puede hac¨¦rselo perder a alguien v¨ªa guerra de nervios. Cuando empez¨® la etapa de verdad se produjeron numerosos saltos sin importancia hasta que por all¨ª apareci¨® el suizo del Carrera Beat Zberg, un hombre peligroso si se le da tiempo. El Saeco, equipo del l¨ªder, cumpli¨® con plucritud su papel. Mand¨® a un paquete, Donati, para frenar la escapada por delante y ocup¨® las primeras posiciones en una actitud que ped¨ªa a gritos la entrada de un conjunto con aspiraciones serias: Gewiss, Mapei o Roslotto. Ninguno quer¨ªa dar la cara, quemarse ya desde el segundo d¨ªa, le dieron al juego de a ver qui¨¦n aguanta m¨¢s en la v¨ªa del tren, hasta que los fugados llegaron a tener dos minutos. A 20 kil¨®metros de la meta el Roslotto de Ugrumov y Gontchenkov no aguant¨® m¨¢s. Trabajaron los de Argentin, la fuga cay¨® y todos se resignaron al sprint.