'La sylphide' Arantxa Arg¨¹elles
No se ve¨ªa La Sylphide completa en Madrid desde que la trajo al Monumental all¨¢ por los mediados de los ochenta otra compa?¨ªa rusa, la de Riga. El montaje del Stanislavski es pol¨ªticamente correcto, entendiendo por pol¨ªtica la aptitud ante el g¨¦nero rom¨¢ntico, cierta distancia y las facultades interpretativas hacia tan complejo ballet. Los decorados son, en su modestia, evocadores y capaces de enmarcar la acci¨®n, as¨ª como el vestuario del primer acto, rico de color, no tanto as¨ª el del segundo, donde el buen dibujo de los telones se com¨ªa al cuerpo de baile.Falt¨® ese toque estil¨ªstico que distingue un simple tut¨² para Giselle de otro para este cl¨¢sico de la escuela danesa. Aqu¨ª se han aligerado algo, buscando dinamismo para el p¨²blico contempor¨¢neo, la sucesi¨®n de gigas, rets y otros bailes escoceses que exigen virtuosismo desde un entonado en car¨¢ctere. Los del Stanislavski lo resuelven bien. Arantxa Arg¨¹elles, por su parte, vuelve a escena despu¨¦s de un a?o de inactividad y regresa con una pieza dif¨ªcil que ella hace con gran correcci¨®n en el estilo bournonvilliano y, sobre todo, en lo musical, lo que no es poco. Repito lo que dije en 1986 de Arg¨¹elles: ella puede no gustar a un cierto p¨²blico, por aquello de hacer caracter¨ªstica de la contenci¨®n, pero la verdad es que su resultado, como lectura, es impecable; la concebimos como un producto precoz, una bailarina petipa y ella ha luchado contra tal esquema.
Ballet Stanislavski de Mosc¨²
La SyIphide: Ballet Stanislavski de Mosc¨². Coreografia: August Bournville. M¨²sica: Herman Lovenskjold. Montaje: Olev Vinogradov sobre la revisi¨®n de Elsa Marianne von Rosen. Con Arantxa Arg¨¹elles en la Sylphide y Viktor Dik como James. Madrid en danza. Teatro Alb¨¦niz. 22 de mayo.
Maduraci¨®n
En sus a?os de maduraci¨®n le ha dado un vuelco a su registro natural, lo que en ballet significa ardua tarea. Arantxa ha hecho su s¨ªlfide con varias compa?¨ªas y domina el papel, borda la m¨ªmica y jerarquiza las antiguas pantomimas con buen gusto. Debe ser una fiesta para todos que ella vuelva a las tablas, y la zaragozana, que las tiene, salv¨® con aplomo los escollos de espacio y hasta de un ¨¢rbol que se le ven¨ªa encima. Se reun¨ªa as¨ª el pasado de la danza acad¨¦mica con un sublime y eterno repertorio, el presente de una bailarina notable y el futuro, algo incierto, del ballet en Espa?a, esa sombra que siempre viene sola a colaci¨®n.Un bravo merecido para los t¨¦cnicos del Alb¨¦niz, que intentaron, aunque con mediano ¨¦xito, que una sylphide volara entre las bambalinas. Creo que es la primera vez, al menos en los tiempos actuales, y quiz¨¢ en este siglo, que un esp¨ªritu del aire planea en un teatro madrile?o (en el Real, cuando era lo que ten¨ªa que ser, ten¨ªan varios juegos de las poleas de Colpi para estos menesteres). El p¨²blico acogi¨® a la solista y al conjunto con cari?osos aunque breves aplausos.
Babelia
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