Sin ojos
Todos van con los ojos en blanco, la mirada de goma, impulsados por un destino que no pueden evitar. Los personajes de esta tragedia espa?ola se comportan como los ciegos de Esquilo. El terrorismo de ETA y los cr¨ªmenes de Estado componen la acci¨®n dentro de una dial¨¦ctica sat¨¢nica; los s¨®tanos del cuartel de Intxaurrondo, las escaleras de la Audiencia Nacional y la tribuna del Parlamento constituyen el decorado de este espacio esc¨¦nico. La tragedia lleva ya represent¨¢ndose algunos a?os. En esta funci¨®n aparecen jueces sin ojos, guardias civiles sin ojos, dos ex ministros del Interior sin ojos, altos mandos de la polic¨ªa sin ojos, un ex presidente del Gobierno socialista sin ojos, periodistas sin ojos, terroristas etarras sin ojos, pol¨ªticos de Herri Batasuna sin ojos, generales del Ej¨¦rcito sin ojos, matones de los bajos fondos sin ojos, un nuevo Gobierno de derechas sin ojos, muchos cad¨¢veres sin ojos. Estos personajes avanzan a oscuras, pero de forma inexorable, hacia un lugar desconocido sin que nadie sepa las consecuencias que va a producir cada uno de sus pasos. Entre un bosque de fot¨®grafos y la algarab¨ªa de las opiniones del coro pasan los jueces Garz¨®n y G¨®mez de Lia?o con la mirada blanca y el ce?o empe?ado; el mismo rostro de marionetas pasmadas ante el destino muestran Galindo y Vera, Damborenea, Amedo, Rold¨¢n, B¨¢rrionuevo, Corcuera, unos presuntos guardias civiles asesinos, etarras que han causado matanzas colectivas, el lagarto de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el aprendiz de brujo. En democracia la ley es inexorable. Debe caer fr¨ªamente sobre cualquier culpable. Nadie podr¨ªa hacer nada para evitarlo aunque se desplomen las vigas del Estado y el fundamentalismo etarra siga produciendo grandes cantidades de sangre. En democracia la ley marca el destino. ?sa es la sustancia de la tragedia. Las escaleras de la Audiencia Nacional son las gradas del teatro de Taormina. En ellas el coro lleva c¨¢maras de televisi¨®n y bajo sus focos cruzan los personajes ciegos de Esquilo.
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