Apuntes del natural
En estos d¨ªas de apoteosis del Atl¨¦tico vaya un recuerdo para el Real Madrid de las copas de Europa, que ahora nos parece tan irreal. No eran tiempos de aspavientos por eso, los vencedores blancos en el siguiente partido que correspondiera jugar en el Bernab¨¦u se limitaban a dar entre aplausos una vuelta de honor al campo. Luego, a los trofeos merengues se les buscaba lugar en las vitrinas y sin m¨¢s rituales catedralicios, cabalgatas de semovientes, ofrendas a las v¨ªrgenes, salidas al balc¨®n municipal, peligro para las fuentes ornamentales, ni perturbaci¨®n del tr¨¢fico rodado, la plantilla empezaba a prepararse para competir por el siguiente t¨ªtulo. Pues, en aquel Madrid de aquellos tiempos, hubo un delantero, Kopa, procedente del Stade de Reims, prodigio del regate. Y sin embargo, cu¨¢ntas tardes desesperaba a los aficionados cuando despu¨¦s de regatear a los contrarios que se interpon¨ªan en su avance enloquec¨ªa en la banda regate¨¢ndose a s¨ª mismo.Al coronel Juan Alberto Perote le sucede tambi¨¦n estos d¨ªas, que despu¨¦s de traicionar a todos empieza a traicionarse a s¨ª mismo, seg¨²n carta manuscrita remitida al diario Abc, verdadero prodigio de la restricci¨®n mental y de otras habilidades. La carta parec¨ªa contradecir la filtraci¨®n sumarial facilitada por el diario de Pedro Zola. Pero ambos peri¨®dicos saben ocupar sobre estos y otros asuntos posiciones diametralmente opuestas, sin merma alguna para la solidaridad del sindicato donde coinciden ambos directores. Incluso ahorran la menci¨®n de la cabecera amiga bajo la que se ampara la mendacidad rebatida ardorosamente. Adaptan la f¨®rmula del catecismo y su antagonismo ocasional se cumple atravesando las p¨¢ginas impresas del colega como un rayo de sol pasa por el cristal sin romperlo ni mancharlo.
Desde el pasado jueves hay pareceres encontrados sobre la pertinencia del auto del juez G¨®mez de Lia?o por el que decretaba la prisi¨®n incondicional e incomunicada del general de la Guardia Civil Enrique Rodr¨ªguez Galindo. Seg¨²n algunos expertos en este caso falta cualquiera de las condiciones exigidas por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional para acordar la prisi¨®n preventiva. De ah¨ª pasamos al auto de procesamiento hecho p¨²blico ayer, seg¨²n el cual Galindo habr¨ªa conocido el secuestro de Lasa y Zabala y ordenado su desaparici¨®n. Estas afirmaciones del auto quedan sujetas, como toda la instrucci¨®n sumarial, al procedimiento de contradicci¨®n mediante los recursos y las pruebas de la defensa letrada.
Despu¨¦s, una vez concluida esta fase procesal llegar¨¢ el momento de abrir el plenario ante el tribunal competente para dictar sentencia. Por tanto, si existieran errores de apreciaci¨®n por parte del instructor, quedan oportunidades para que sean subsanados oportunamente. Adem¨¢s, la sentencia corresponde a la sala y contra ella cabr¨ªa recurrir al Supremo. Cualquier otro intento para cambiar las resoluciones judiciales ser¨ªa desgraciado. Alentar la convocatoria de unos denominados colectivos simpatizantes de la Guardia Civil para manifestarse en son de protesta ante la Audiencia Nacional es incitar al abismo.
Toda pretensi¨®n, venga de donde venga, de patrimonializar la simpat¨ªa o el reconocimiento a la Guardia Civil en atenci¨®n al cumplimiento de sus deberes resultar¨ªa inaceptable para el conjunto de la ciudadan¨ªa. Adem¨¢s, la condici¨®n militar implica la renuncia a cualquier protesta colectiva, que para los uniformados enseguida se colorea de sedici¨®n. Dice el art¨ªculo 180 de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas que "en ning¨²n caso [los militares] podr¨¢n tomar parte en manifestaciones de tipo pol¨ªtico, sindical o reivindicativo", y el art¨ªculo 199 se?ala que el militar s¨®lo podr¨¢ ejercer el derecho de petici¨®n individualmente, en los casos y con las formas que prevenga la Ley".
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