Falt¨® embestir
Tarde de voluntades. El descastado encierro de Concha y Sierra no permiti¨® el ¨¦xito de los caballeros rejoneadores. Magn¨ªfica la presentaci¨®n de los astados, algunos de preciosa l¨¢mina. Pero todos se olvidaron de embestir, manseando antes o despu¨¦s y buscando el refugio de los tableros para escapar del empuje de los caballos.Antonio Domecq tuvo que exponer m¨¢s de lo preciso y al paso de banderillas la yegua Espl¨¦ndida recibi¨® una cornada en la pata de recha. Pegado a las tablas esperaba la llegada de la cabalgadura y all¨ª, bajo su do minio, buscaba arrearle la cornada. Hasta que lo consigui¨®. Luis Dornecq tuvo m¨¢s suerte con su toro y, sobre todo, fue m¨¢s habilidoso a la hora de matar. Gan¨® la ¨²nica oreja de la tarde. Los otros fallaron con los rejones de muerte.
Concha y Sierra / cuatro rejoneadores
Despuntados para rejoneo de Concha y Sierra, bien presentados, mansos, de escaso juego.Ferm¨ªn Boh¨®rquez: ovaci¨®n. Luis Domecq: una oreja. Pablo Hermoso de Mendoza: vuelta al ruedo. Antonio Domecq: ovaci¨®n. Por colleras: Boh¨®rquez y Hermoso, vuelta al ruedo. Hermanos Domecq, aplausos. Plaza de Los Califas. 29 de mayo. Sexta de abono.
Es lo que le ocurri¨® a Pablo Hermoso de Mendoza. Entr¨® a matar m¨¢s de la cuenta y devolvi¨® el triunfo que hab¨ªa gestado con el caballo Cagancho. El tercio de banderillas fue todo un espect¨¢culo. Hermoso y Cagancho dieron una bell¨ªsima lecci¨®n de toreo.
Por colleras, las actuaciones fueron m¨¢s homog¨¦neas y compactas. Pero de nuevo los rejones de muerte impidieron el triunfo de los jinetes.
Preocupante, por otro lado, la falta de p¨²blico en el coso de Los Califas.
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