Un pa¨ªs partido en dos
El re?ido resultado de los comicios revela la gran fractura que el proceso de paz con los ¨¢rabes suscita en el pueblo israel¨ª
ENVIADO ESPECIALFue como la ruptura de un dique, toda la tensi¨®n, la angustia, el miedo contenidos de la jornada electoral y de los ¨²ltimos d¨ªas e campa?a se derrumb¨® s¨²bitamente cuando el primer canal de la televisi¨®n inform¨®, a las 22 hora local (una hora menos en la Espa?a peninsular), reci¨¦n cerrados los colegios electorales, que un sondeo efectuado al pie de las urnas otorgaba la victoria a Sim¨®n Peres en su competici¨®n con Benjam¨ªn Netanyahu por el puesto de primer ministro. Los cientos de j¨®venes laboristas congregados en el n¨²mero 110 de la calle Hayarkom, el cuartel geeral del partido en Tel Aviv, desallaron en un jubiloso clamor. Ya no dejaron de saltar, cantar, bailar y ondear banderas el resto e la noche. Eran de ese tipo de hicos y chicas israel¨ªes a los que el asesinato de Isaac Rabin les parti¨® el coraz¨®n. Los que quieen vivir en paz.
Sus mayores, los responsables laboristas, segu¨ªan sin tenerlo claro. La ventaja de Peres, confirmada por los primeros resultados oficiales a partir de votos escrutados, era tan corta que el sucesor de Rabin pod¨ªa perderla en cualquier momento del escrutinio. Y en todo caso, el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo no hab¨ªa recibido el masivo espaldarazo que necesitaba. La sociedad israel¨ª estaba dividido al respecto casi a la mitad.
"No tengo miedo al proceso de paz; al contrario, quiero que siga adelante con todos los problemas que implica; a lo que tengo miedo es a una victoria de Netanyabu", dec¨ªa M¨®nica, descendiente de una familia franc¨®fona e jud¨ªos de Alejandr¨ªa, que como tantos votantes laboristas o las ten¨ªa todas consigo a ¨²ltimas horas de la tarde. De la divisi¨®n de Israel en la jornada electoral m¨¢s decisiva de sus 48 a?os de historia daba cuenta el caso de Amatia y Ricky, un joven matrimonio que, con sus dos hijos gemelos de nueve meses, hab¨ªa acudido a votar la escuela Gavriel, de Tel Aviv. Amatia, el marido, iba a optar por Netanyahu -"no conf¨ªo en los ¨¢rabes"- y Ricky, la esposa, por Peres -"sabe lo que quiere, tiene un objetivo". El matrimonio hab¨ªa discutido durante semanas en busca de un voto com¨²n, pero, a falta de acuerdo, cada cual hab¨ªa decidido mantener la decisi¨®n que le dictaba el coraz¨®n. A esa hora, segu¨ªan entrando votantes en esa escuela de Tel Aviv confirmando que la participaci¨®n iba a ser muy alta. As¨ª fue, pues lleg¨® casi al 80%, m¨¢s de dos puntos respecto a las elecciones de 1992. Los israel¨ªes hab¨ªan comprendido la gravedad de la decisi¨®n que deb¨ªan adoptar.
El voto de los ¨¢rabes israel¨ªes acud¨ªa en socorro de Peres. Haciendo de tripas coraz¨®n, intentando olvidar las matanzas de libaneses en la operaci¨®n Uvas de la Ira, los habitantes de la aldea de Abu Ghoch entre Jerusal¨¦n y Tel Aviv, depositaban sus papeletas en una urna con el candelabro de los siete brazos situada en un aula de la escuela local. Votaban a Peres como primer ministro y a uno de los dos partidos ¨¢rabes para la Kneset (Parlamento). "No pensaba votar", explicaba Ahmed, un viejo comerciante, "pero me decid¨ª cuando fui a Tel Aviv y vi los carteles diciendo que Netanyahu es 'bueno para los jud¨ªos'. Si ¨¦l es bueno tan s¨®lo para los jud¨ªos de Israel, nuestra obligaci¨®n es votar a Pere?
Los estrategas laboristas so?aban con que el voto de los ¨¢rabes israel¨ªes lograra equilibrar el de los ultraortodoxos jud¨ªos, que estaba deposit¨¢ndose en masa en el cesto de Netanyahu. Nueve horas despu¨¦s, caminando ya la madrugada, los primeros datos reales confirmaban que as¨ª hab¨ªa sido. Y la reacci¨®n del Likud ser¨ªa la siguiente: "Si Peres termina ganando, se lo deber¨¢ al voto ¨¢rabe; pero la mayor¨ªa de los jud¨ªos han votado por Netanyahu".
El voto de los piadosos
A las 11.30 de la ma?ana, la escuela Belt Yakov, en el barrio de Mea Sherarim, conoc¨ªa un incesante desfilar de caballeros enlutados y barbudos: los haredim, os piadosos, los ultraortodoxos. La entrada de la escuela estaba alfombrada de octavillas con el rostro del rabino Kaduri, que, el d¨ªa anterior, hab¨ªa bendecido la candidatura de Netanyahu. J¨®venes del Likud colocaban carteles de su l¨ªder encima de los de Peres, puesto que la ley israel¨ª no impide seguir haciendo campana en plena jornada electoral."Peres", dijo un ultraortodoxo que hab¨ªa sustituido su negro sombrero por un aerodin¨¢mico casco de ciclista, "est¨¢ entregando a los ¨¢rabes la tierra sagrada que pertenece a los jud¨ªos". Iba a votar a Netanyahu y a un partido religioso para la Kneset. Todos los votantes de la escuela Beit Yacov anunciaban el mismo voto. Como en todos los colegios, un mont¨®n de polic¨ªas y soldados garantizaban la seguridad.
Paz y seguridad, futuro y pasado, riesgo y cobard¨ªa, apertura y encastillamiento, era las opciones m¨¢s o menos contradictorias q ue movilizaron ayer en uno u otro sentido a los israel¨ªes. A las dos de la madrugada, segu¨ªan aguantando el aliento ante las radios y los televisores al no conocer, exactamente cu¨¢l hab¨ªa sido la decisi¨®n de la mayor¨ªa.
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