EL CELO DEL PADRE DE LA MINISTRA
?ste es un pa¨ªs en el que las aut¨¦nticas tertulias se han hecho siempre a pie de barra. En las barras de las tabernas las noticias, los rumores y los comentarios, con o sin animus iniuriandi, corren como la cervecita y los vinos de Valdepe?as, que es de donde siempre han sido los vinos que se consumen en Madrid. La cervecer¨ªa Punto y Coma -copia fiel de las que hicieron fortuna en los a?os sesenta-, en la plaza de Santa Ana, es un buen sitio para, a medio d¨ªa o a final de la tarde, escuchar rumores, recibir noticias y despellejar a quien se ponga por delante. Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, m¨¦dico traumat¨®logo, m¨¢s de dos metros de estatura y secretario de pol¨ªtica institucional de Comisiones Obreras, compart¨ªa hace unos d¨ªas conversaci¨®n y ca?as con dos enfermeras, antiguas compa?eras del hospital La Paz. ?l contaba que Juli¨¢n Ariza, tambi¨¦n de la direcci¨®n de CC OO, hab¨ªa recibido con verdadero susto el nombramiento de la ministra de Justicia, Margarita Mariscal. Ariza recordaba que tuvo el dudoso honor de ser juzgado en el Tribunal de Orden P¨²blico (el siniestro TOP) por el padre de la actual ministra, el magistrado Mariscal de Gante. El susto de Ariza al rec¨®rdar aquello era por el celo profesional del magistrado. El fiscal le ped¨ªa siete a?os, pero el juez debi¨® entender que era poco para un rojo tan subversivo como Ariza y elev¨® la condena a 10 a?os. "Juli¨¢n", contaba Fidalgo, "dec¨ªa que esperaba que la hija no hubiera heredado el celo del padre. No ese celo, por lo menos".-
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