Retratos tras el fogonazo
En el en¨¦simo sobresalto que a nuestra sociedad le ha proporcionado el asunto GAL, cualquier espectador de la escena nacional no tiene m¨¢s remedio que recordar que estamos en el 60? aniversario de la Guerra Civil. En unos pocos d¨ªas de aquel t¨®rrido verano en que estall¨®, los espa?oles tuvieron que optar entre dos bandos cuando, en realidad, no estaban mayoritariamente a favor de ellos. Autores de memorias de la ¨¦poca -como Franciso Ayala- se?alan que una de las consecuencias de la guerra fue dejar suspendidos en una posici¨®n grotesca a muchos, en contradicci¨®n con lo que hab¨ªa sido su pasado y era su pensamiento ¨ªntimo.Nadie se juega ahora la vida, pero la galer¨ªa de retratos que ha ofrecido el impacto del ¨²ltimo acto de la tragedia del GAL abunda en espect¨¢culos de id¨¦ntico g¨¦nero, como esas colecciones de fotograf¨ªas en que los fogonazos del flash han sorprendido a los retratados en posici¨®n ingrata. El auto de procesamiento del general Galindo parece un gui¨®n de Tarantino con una gotas de pel¨ªcula de Ozores en la desatada locuacidad o el silencio sepulcral sucesivos de los protagonistas. Sus ¨²nicos detalles de delicadeza residen en la enajenaci¨®n mental de alguno de ellos. El l¨®gico anonadamiento provocado por la noticia ha solido ser continuado por tomas de posici¨®n en que ha abundado la distorsi¨®n del gesto.
Hay quien ha visto en lo sucedido el triunfo del Estado de Derecho, pero esta afirmaci¨®n da por supuesta la responsabilidad del general, algo que s¨®lo los tribunales pueden determinar. Lo que es cierto, en cambio, es que demuestra que aqu¨¦l funciona: la Justicia puede ser lenta y ofrecer un servicio de mala calidad, pero parece evidente que es tambi¨¦n honrada y no sumisa al Poder. Uno puede cuestionar el hipoactivismo o la pretensi¨®n de hiperdependencia de alg¨²n juez, pero eso no pasa de merecer m¨¢s que la iron¨ªa, al menos en comparaci¨®n con quienes a estas alturas pretenden el reciclaje como patriota de Rold¨¢n, tras haberlo practicado con Amedo y Garc¨ªa Damborenea.
Me temo que entre los dirigentes del PSOE ha sido frecuente la imagen grotesca tras el fogonazo de la c¨¢mara. Cuando el equipo de Interior ofrece solidaridad, en realidad la est¨¢ pidiendo para si, confundiendo de paso la lucha contra ETA con. la indiferencia en los medios a emplear en ella. Guerra, al asegurar que "desde un punto de vista objetivo" el auto favorece a ETA, emplea un lenguaje tan paleoizquierdista que uno va ha olvidado incluso la forma de darle r¨¦plica. Gonz¨¢lez no debiera calificar de "injusto" el auto porque en Espa?a decir eso le corresponde a los jueces, pero, por lo menos, habla del "dolor" que le ha producido lo ocurrido, que todos debi¨¦ramos compartir. De todos modos, la impresi¨®n fundamental que producen todas estas declaraciones es de irresponsabilidad. La hubo en montar o tolerar aquella trama, en la forma de desmontarla, y ahora la hay al encastillarse en una posici¨®n pol¨ªtica sin salida.
Pero la actitud m¨¢s irresponsable de todas ha sido la del diario de la derecha, que, una vez m¨¢s, ha hecho buena aquella sentencia de Aneurin Bevan ("veo los peri¨®dicos con avidez; es mi ¨²nica forma de leer ficci¨®n de forma continua"). Si hay algo que resulta inconcebible para una mentalidad conservadora es la organizaci¨®n de cacer¨ªas de jueces y fiscales, que, adem¨¢s, vista la situaci¨®n del Consejo del Poder Judicial, tampoco pueden recibir el amparo debido. Lo curioso del caso es que existe tambi¨¦n una disparidad importante entre los pies de fotos y los art¨ªculos de algunos columnistas del diario. La ansonina alcanza sus resultados m¨¢s espectaculares en alguna carta al director que ha pedido la pura y simple vuelta del Chicago de los a?os 30.
Las declaraciones m¨¢s sensatas y constructivas han tenido como eje com¨²n el recurso a la obviedad. Mayor y Su¨¢rez, por ejemplo, han testimoniado preocupaci¨®n y recordado los principios en que se basa nuestro Estado de Derecho. Pero hay que preguntarse si, al margen de la posibilidad de que el GAL sea objeto de un solo sumario, no ser¨ªa bueno en el terreno pol¨ªtico intentar una operaci¨®n de consenso suprapartidista que debe basarse en la reafirmaci¨®n de c¨®mo se debe combatir el terrorismo en una democracia. ?sta es la propuesta del PNV, que tiene como argumento principal que, antes o despu¨¦s, habr¨¢ que hacerlo para pasar esta triste p¨¢gina.
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