Apat¨ªa en las elecciones checas, las m¨¢s importantes de la era poscomunista
Como casi todo en la discreta Rep¨²blia Checa, tambi¨¦n las m¨¢s importantes elecciones desde la ca¨ªda del comunismo pasan inadvertidas a ojos del visitante ocasional. Pocos carteles, ning¨²n signo de acontecimiento extraordinario y silencio a raudales. A la misma hora, dos de la tarde, en que se abr¨ªan ayer los colegios para la primera jornada de la votaci¨®n, que concluye hoy, se iniciaba el ¨¦xodo de los praguenses hacia sus casitas de fin de semana, que rodean como hongos la capital. Pese a esta deserci¨®n masiva, que bloqueaba las salidas y se repet¨ªa en las dem¨¢s ciudades grandes, las previsiones apuntan a que votar¨¢n seis millones y medio de ciudadanos de los casi ocho que tienen derecho a hacerlo.
En el desierto colegio electoral de la escuela Duskova, en un barrio del suroeste, su presidente esperaba en vano a la entrada del recinto para comprobar la documentaci¨®n de los votantes. S¨®lo una pareja de ancianos se hab¨ªa acercado a primera hora. El otro voto contabilizado era el de un inv¨¢lido que hab¨ªa solicitado de los agentes electorales su recogida a domicilio. Sin embargo, la terraza instalada en el interior de la vecina Villa Bertramka estaba llena de sufridos ciudadanos que intentaban combatir los casi 30 grados a la sombra.Aunque hasta el domingo no se difundir¨¢n los primeros resultados oficiales, esta noche habr¨¢ probablemente indicios fiables sobre la votaci¨®n que renueva para los pr¨®ximos cuatro a?os, bajo el principio de representaci¨®n proporcional, un Parlamento de 200 esca?os.
Todos los pron¨®sticos coinciden en que el actual primer ministro, Vaclav Klaus, un thatcherista convencido y competente, seguir¨¢ al tim¨®n del milagro checo para rematar la transici¨®n al capitalismo. Klaus ha demostrado su habilidad poniendo sordina a los temas m¨¢s embarazosos para su partido, como las siempre tensas relaciones con el todopoderoso vecino alem¨¢n o los abultados errores en el proceso privatizador de grandes empresas.
La experiencia checa muestra que lo que se imaginaba como asunto equitativo -las firmas privatizadas; en manos de los ciudadanos- ha acabado siendo pasto de los grandes depredadores econ¨®micos: bancos y grupos financieros.
Cestinir Cisar, un hist¨®rico de la primavera de Praga, acusaba ayer a Klaus, campe¨®n de los j¨®venes y de los m¨¢s afortunados, de haber empobrecido el sistema democr¨¢tico, alentando y consiguiendo que la mayor¨ªa de los ciudadanos se desentienda de los asuntos generales para concentrarse en sus lechugas o en la reparaci¨®n del cuarto de ba?o. Esta absoluta y deliberada personalizaci¨®n de la pol¨ªtica significa para Cisar que, al final, son cuatro quienes deciden en la Rep¨²blica Checa en nombre de todos.
Estas elecciones son en realidad las primeras tras la ca¨ªda del comunismo en que se vota sobre el modelo de pa¨ªs deseado. Las de 1990 fueron un plebiscito anticomunista, y en las de 1992 los ciudadanos estaban decidiendo sobre si partir Checoslovaquia, como sucedi¨®, o mantenerla unida. Son tambi¨¦n las primeras en que la socialdemocracia, marginal en los anteriores comicios, ha alcanzado la estatura suficiente para aspirar a ser alternativa de poder. Su jefe, el populista Milos Zeman, ha aprovechado las contradicciones que la carrera por la prosperidad ha sacado a la superficie en una naci¨®n que se ten¨ªa por igualitaria.
En especial, los dos ¨²ltimos a?os de la etapa Klaus -que ha supuesto para los checos una revoluci¨®n en su actitud hacia el dinero- han estado asociados a los esc¨¢ndalos. La corrupci¨®n ha recorrido todos los escalones del poder y ha provocado serio malestar en amplias capas sociales. En la cresta de esta ola, los ambiguos socialdem¨®cratas han subido hasta el 22% de las expectativas de voto. De la casi veintena de partidos que se presentan, se espera que poco m¨¢s de media docena accedan al Parlamento. Adem¨¢s de los tres de la derechista coalici¨®n que preside Klaus -el Democr¨¢tico C¨ªvico, la Alianza Democr¨¢tica C¨ªvica y la Uni¨®n Democristiana- se cuenta con los opositores Partido Socialdem¨®crata, el Comunista y el ultraderechista Partido Republicano.
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