Muere en Berl¨ªn la soprano Pilar Lorengar
La cantante aragonesa, ex primera estrella de la ¨®pera Alemana, ten¨ªa 68 a?os
La soprano Pilar Lorengar falleci¨® ayer en Berl¨ªn -ciudad en la que resid¨ªa desde que en 1959 firm¨® su contrato como artista en la ?pera Alemana- tras una larga enfermedad. Era una de las voces m¨¢s atractivas de la l¨ªrica y una de las profesionales de mayor competencia. Lorengar, nacida en Zaragoza hace 68 a?os, pose¨ªa una inteligencia natural y unos dones vocales y musicales fuera de serie. La soprano se retir¨® de los escenarios en 1991, a?o en que recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes, despu¨¦s de pasear su voz por los teatros m¨¢s importantes del mundo.
Pilar Lorengar -cuyo verdadero nombre, informa EFE, era Lorenza Pilar Garc¨ªa- lleg¨® a Madrid desde Zaragoza en 1948, y despu¨¦s de muchas actuaciones en la cadena SER inici¨® su carrera casi simultaneando el, estudio y la pr¨¢ctica; mientras trabajaba con la profesora Angeles Ottein, cantaba y grababa zarzuelas para la Columbia espa?ola, bajo la direcci¨®n de Ataulfo Argenta. Con ¨¦l cantar¨ªa, en 1957, su ¨²ltimo concierto en la capital francesa: el Requiem alem¨¢n de Brahms.Par¨ªs, Londres, Estados Unidos, Glyndebourne, M¨²nich o Viena, se disputaron la colaboraci¨®n de esta soprano de origen humilde, voz luminosa y expresi¨®n vital, hasta que fue contratada como primera figura estable por la Opera Alemana.
Un verdadero mito
Se convirti¨® all¨ª en un verdadero mito a trav¨¦s de un repertorio tan extenso como variado, pues resultaban tan excelentes su Verdi o su Puccini como su Mozart o su Gluck. Abord¨® con igual ¨¦xito las ¨®peras de Weber, Janacek, Smetana o Meyerbeer. Protagoniz¨® en lacapital alemana el estreno de Atl¨¢ntida, de Falla-Halffter con escenarios de Raffaelli, direcci¨®n esc¨¦nica de Soellner y musical de Eugen Jochum, e hizo un magistral y delicioso Don Giovanni junto a la Grummer Fischer Dieskau bajo la gu¨ªa del irrepetible Ferenc Fricksay.Lorengar cant¨® junto a los directores m¨¢s importantes, y dej¨® algunas grabaciones hist¨®ricas: La Flauta m¨¢gica, con Georg Solti, La Traviata, con Lorin Maazel...
Como artista no dejaba absolutamente nada a la improvisaci¨®n y las horas del d¨ªa resultaban insuficientes para el concienzudo estudio de Lorengar. Jam¨¢s, a lo largo de tantas representaciones y conciertos, dio la menor sensaci¨®n de inseguridad. Dominaba la escena y la m¨²sica y a?ad¨ªa un toque personal de gran fascinaci¨®n e impacto.
Como persona era literalmente ejemplar, una verdadera se?ora a la que ni siquiera en la confianza de una charla dom¨¦stica se permit¨ªa una cr¨ªtica adversa hacia un compa?ero, quiz¨¢ porque ten¨ªa clavada en el alma la idea de la belleza. Sab¨ªa encontrar, entonces, todo valor positivo all¨ª donde lo hubiera.
En los a?os 1990 y 1991, Pilar Lorengar decidi¨® dar por acabada su vida profesional y lo hizo en silencio y sin alharacas; su ¨²ltima actuaci¨®n fue el 22 de enero de 1991 en Berl¨ªn. Son de aquellos a?os algunos recitales con los que se desped¨ªa del p¨²blico sin anunciarlo. Fue memorable el de abril de hace seis a?os en La Zarzuela con el encanto de Pergolesi, la gracia tonadillera de Literes y Esteve, la poes¨ªa honda de Schumann, la dramaturgia lieder¨ªstica de Wolf o la intensidad emotiva del Cantar del alma, de Mompou. Luego, hizo un grupo de canciones amatorias y tonadillas en estilo antiguo de Enrique Granados.
Ahora, cuando call¨® la voz por voluntad de su poseedora, calla la vida y se hace el ¨²nico silencio sin atractivo musical posible: el que ha apagado las luces de una naturaleza humana continuamente asomada al exterior a trav¨¦s de una sonrisa inolvidable. Ha tenido que morirse Pilar Lorengar para causarnos lo que a ella le parec¨ªa negado: una infinita tristeza.
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