?Vaya pavo!
?Vaya toro!", exclamaba la afici¨®n al ver salir a los pablorromeros y aplaud¨ªa su apabullante estampa. Hace tiempo que el p¨²blico no se impresionaba con la estampa apabullante del toro. No por nada, sino porque los toros ya no salen apabullantes y, por tanto, impresionan poco. A lo mejor aparece uno corral¨®n, otro de disparatada romana. Pero apenas hay ya de eso. Se ha establecido un tipo de toro metido en carnes que no asuste a los toreros ni cause excesivo esc¨¢ndalo a la afici¨®n y as¨ª se va tirando. Es el toro aparente, sin personalidad ni emoci¨®n. El toro como excusa. El toro m¨ªnimo que acepte pases a docenas, haya triunfos -ll¨¢manlos gestas- y ?Viva la fiesta nacional!Los pablorromeros, -seriedad y estampa, ten¨ªan otra vitola. Recuperaban la imagen del toro de lidia antiguo y en cuanto aparec¨ªan por el chiquero ya provocaban un respeto imponente, ya imprim¨ªan car¨¢cter a la lidia, ya estaban dando importancia a la fiesta nacional, ?Viva! Lo malo fue que junto a la estampa tra¨ªan mansedumbre y algunos un preocupante descastamiento que pone en cuarentena la presunta recuperaci¨®n de esta ganader¨ªa legendaria.
Pablo-Romero / Campuzano, Fundi, Silveti
Toros de Pablo-Romero, con trap¨ªo, mansos, de feo estilo.Jos¨¦ Antonio Campuzano: pinchazo hondo atravesado ca¨ªdo, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo bajo, media trasera ladeada, rueda de peones y cuatro descabellos (bronca). Fundi: bajonazo y rueda de peones, (divisi¨®n y saluda); pinchazo y estocada (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Alejandro Silveti: pinchazo hondo, metisaca y estocada corta atravesada (pitos); pinchazo baj¨ªsimo a paso banderillas, pinchazo baj¨ªsimo y estocada corta pescuecera al encuentro (pitos). Plaza de Las Ventas, 2 de junio. 23? corrida de feria. Lleno.
Pablorromeros descastados, qui¨¦n lo hubiera dicho cincuenta a?os atr¨¢s. El actual propietario lleva intentando poner al d¨ªa su divisa lo menos siete a?os y no hace carrera de ella. Los pablorromeros de hoy no han vuelto a recuperar la sangre brava de sus ancestros, e incluso el propio tipo de la ganader¨ªa se va alejando del que la caracteriz¨® en su ¨¦poca dorada. Alguna vaca o alg¨²n semental se han podido cruzar por ah¨ª, eliminando los genes primigenios.
Ser pavos no es serlo todo. Una fachada imponente no justifica la mansedumbre, que adem¨¢s se tradujo en un estilo feo y en ocasiones hasta lleg¨® a plantear peligro. Los diestros tuvieron muchos problemas para sacarles media docena de pases a estos pablorromeros de embestida mala y a¨²n hubieron de instrumentarlos con gran esfuerzo e inminente riesgo de su integridad f¨ªsica.
Un pablorromero pareci¨® poseer cierta boyant¨ªa. Fue el tercero y le correspondi¨® a Alejandro Silveti, que plante¨® un principio de faena muy prometedor: cit¨® desde el platillo y sin mover las zapatillas se sac¨® por detr¨¢s al pablorromero en un emocionante pase cambiado. Ocurri¨® entonces algo inexplicable: a aquel p¨²blico -que lo aplaud¨ªa todo, el valeroso muletazo le dej¨® indiferente. Ven¨ªa el pablorromero lanzado y bufando como el expreso de medianoche, se. lo pas¨® por la espalda el torero y no hubo ni un aplauso, ni un ol¨¦. Nada. Silencio administrativo.
Alejandro Silveti sigui¨® toreando por derechazos, al principio decorosos, luego desastrados. El toro se acord¨® pronto de su mala casta, el torero de que la vida es bella, y la faena concluy¨® astrosa. A Silveti ni se le hab¨ªa pasado por la imaginaci¨®n inmolarse, era evidente; y al otro toro de su lote, que hizo sexto, lo trapace¨® sin concierto para acabar ejecut¨¢ndolo de un infamante golletazo.
Los pablorromeros descastados cayeron en manos de diestros con oficio, menos mal. A Jos¨¦ Antonio Campuzano le, duraron poco. Comprobada su catadura, se dobl¨® por bajo, machete¨® expeditivo" entr¨® a matar. E hizo bien. Un esfuerzo a?adido se les habr¨ªa debido exigir a las figuras; no a estos espadas que torean poco y adem¨¢s lo que nadie quiere.
Fundi lance¨® por ver¨®nicas, banderille¨® a cabeza pasada, mulete¨® ech¨¢ndose los toros tan hacia fuera como le alcanzaba el brazo. ?Una ventaja? Seg¨²n se mire pues uno de esos toros, que hizo segundo, pose¨ªa una cornamenta impresionante y por mucho que impidiera el brazo de Fundi m¨¢s largas eran las astas. Fue el pavo de los pavos, el pavo por antonomasia, el rey de la pavana.
Babelia
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