Sorpresa, sorpresa, ?para qui¨¦n?

Hoy he visto este programa del que tanto me han hablado para darme cuenta de que mi opini¨®n es diferente. Es muy bonito que nos den sorpresas y alegr¨ªas, pero tambi¨¦n es cruel y doloroso convertir en un espect¨¢culo un reencuentro como el de la se?ora que conoci¨® a los hijos de su hermana. La alegr¨ªa tambi¨¦n hace sufrir, y una emoci¨®n tan fuerte como ¨¦sa puede llegar a causar la muerte de una persona.Tambi¨¦n pienso que si unas personas han estado m¨¢s de treinta a?os sin verse, no creo que salir en televisi¨®n sea motivo suficiente para un reencuentro. Una vez m¨¢s, los telespectadores estamos dejando que manipulen nuestras emociones. Lloramos porque los familiares se conozcan, pero nos deja indiferentes ver c¨®mo matan a un ni?o a sangre fr¨ªa y lo rematan en el suelo.

Nos emocionamos al ver c¨®mo dos personas que han discutido hacen las paces, pero nos resbala ver c¨®mo cientos de personas se postran ante nosotros de rodillas para pedir limosna. Nos emociona que alguien conozca a su artista favorito, pero no nos importa que los j¨®venes se est¨¦n matando sin sentido.

Nos gusta ver c¨®mo en televisi¨®n ayudan a los inmigrantes, pero cuando nos los cruzamos en la calle los miramos con desprecio. Nos gusta participar en un programa que recoja fondos para un enfermo desconocido, pero vemos a nuestros propios vecinos tirados en la calle y no hacemos nada.

Estoy realmente sorprendida.-