Seguiremos hablando

Me piden que hable de Valverde y me cuesta enormemente hablar, as¨ª, brutalmente en pasado, de alguien con el que estoy hablando, con el que seguir¨¦ hablando, neg¨¢ndome a aceptar la tiran¨ªa de la ausencia. Nadie como ¨¦l merece esta negaci¨®n porque Valverde no fue sino que es la palabra misma, el hablar desde la profunda sencillez de los grandes, el conversar m¨¢s all¨¢ de los espacios acotados de la vida diaria. Y as¨ª lo escucho con su voz profunda, hermosa, irrepetible, una voz que vibra, clara y poderosa en un cuerpo fr¨¢gil, para contar el paso de las ideas, la transformaci¨®n de las culturas, el amor de los poetas a la sonrisa amablemente esc¨¦ptica y a la inteligencia suave de los fuertes.Porque Valverde, reacio a cualquier grandilocuencia, es todo fortaleza y energ¨ªa cuando se trata de la poes¨ªa y, en particular, cuando se trata de la pasi¨®n de los justos. Sin teatralidad, sin frases huecas, con gusto por la iron¨ªa y la precisi¨®n, Valverde ha ense?ado, y ense?ar¨¢, la tremenda exquisitez de los buenos: las grandes lecciones de quien no es aleccionador, las grandes verdades de quien no pretende tener ninguna verdad, las grandes propuestas de quien est¨¢ despose¨ªdo de ambici¨®n. ?Qu¨¦ hermoso era hablar contigo, Jos¨¦ Mar¨ªa, y qu¨¦ horror escribir ahora aceleradamente sobre t¨ª como si ya nunca m¨¢s pudi¨¦ramos conversar! Me niego a aceptar esta maldita forma de pasado. Los dem¨¢s amigos tambi¨¦n se negar¨¢n. Pero, ?cu¨¢nto, cu¨¢nto, te echaremos a faltar!.