Mam¨¢ no cumplir¨¢ cien a?os

Se ha quedado en los noventa esta mam¨¢ que cumpl¨ªa cien en la pel¨ªcula famosa de Carlos Saura, y quiz¨¢ siete u ocho ya fuera del teatro, que es tanto como decir, para una c¨®mica de su raza, fuera de la vida. Las ¨²ltimas veces que la hemos visto: en Cuatro corazones con freno y marcha atr¨¢s, de Jardiel, o en una versi¨®n m¨¢s de la eterna y siempre nueva Venganza de don Mendo, de Mu?oz Seca. El ¨²ltimo autor contempor¨¢neo que la dedic¨® su teatro: Rafael de Mendiz¨¢bal, que la sac¨® en Mala yerba y otras obras escritas para ella. En estos ¨²ltimos estrenos sufr¨ªamos todos un poco con ella: se le iba. el papel de la memoria, y todos est¨¢bamos tambi¨¦n con Florinda Chico, su gran compa?era, que la ayudaba en la letra y en los movimientos.He dicho que era una actriz de raza: en realidad, fue ella la que se cre¨®, fuera de las dinast¨ªas que son costumbre en el teatro. Se llamaba Rafaela D¨ªaz Valiente, y era una maestrita de principios de siglo. Pero la tir¨® el teatro, como se dice, y tard¨® en hacerse famosa. Han sido los directores con dignidad literaria -en el cine- los que la han sacado de los papelitos de segundo orden: el primero, creo, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez. En El extra?o viaje ya ten¨ªa ella m¨¢s de 50 a?os, y m¨¢s de 30 en el teatro. Saura (Ana y los lobos), Erice (El Sur), Trueba (El a?o de las luces), los que la llevaron m¨¢s all¨¢ de donde estaba. No la hicieron un favor: el regalo fue mutuo.

Dio brillo a todo: a las chachas, que fueron muchos a?os su especialidad (lo pongo con esa palabra porque era la que ella empleaba, y la que se utilizaba para los papeles que hac¨ªa), o a los anuncios de televisi¨®n: yo ya no s¨¦ de qu¨¦ marca era la estufa que anunciaba Rafaela Aparicio en televisi¨®n, la estufa catal¨ªtica, pero no la olvidar¨¦ a ella. No se la ha olvidado en este tiempo de su ausencia, la salud ya perdida, y la memoria intacta de las pel¨ªculas nos devolver¨¢ siempre su gracejo, su naturalidad, su vis c¨®mica.