La 'ley Helms-Burton' pone contra las cuerdas a los intelectuales cubanos

Hace algunos meses, una galer¨ªa independiente de La Habana exhibi¨® la obra de un joven artista cubano reci¨¦n salido del Instituto Superior de Arte. Una de las piezas representaba a un Che Guevara vestido de verde oliva frente a un anaquel donde sobresal¨ªan los lomos de varios libros con r¨®tulos en alfabeto cir¨ªlico. El Che estaba extrayendo de la estanter¨ªa el ¨²nico volumen en castellano, Teatro completo, de Virgilio Pi?era, y, mientras lo acariciaba, el guerrillero dec¨ªa: "Un maric¨®n aqu¨ª". La exposici¨®n era s¨®lo una peque?a muestra del arte cr¨ªtico que ¨²ltimamente se ven¨ªa haciendo en Cuba al amparo de cierta tolerancia cultural.

Al igual que en las artes pl¨¢sticas, en el cine y en la literatura, el lenguaje de los intelectuales cubanos en los ¨²ltimos a?os se fue haciendo m¨¢s cr¨ªtico y audaz. Cada vez, las referencias a la realidad y a las contradicciones entre la vida y el af¨¢n ideologizador de las autoridades fueron m¨¢s frecuentes, y los creadores se atrevieron a jugar abierta y burlonamente con s¨ªmbolos y principios sagrados de la revoluci¨®n.As¨ª surgieron pel¨ªculas como Fresa y chocolate o Guantanamera, del desaparecido Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea; pinturas balseras como las de Sandra Ramos o Kacho, y obras de teatro tan duras como las del grupo El P¨²blico.

No es que el control sobre los creadores desapareciese en ese tiempo, pero aqu¨¦l se mantuvo a un nivel de "baja intensidad". Se toler¨® que algunos escritores y acad¨¦micos que viajaban a Europa o a Estados Unidos participaran en seminarios o charlas en universidades, mostrasen su desacuerdo con ciertos aspectos de la realidad de su pa¨ªs, con la pol¨ªtica de prensa o con la lentitud de los cambios; tambi¨¦n que se editasen libros de autores cubanos con tesis sobre la reforma diferentes a las del Gobierno, aunque a rega?adientes y poniendo trabas.

Revistas culturales como Temas y La Gaceta, entre otras, publicaban con asiduidad art¨ªculos cr¨ªticos y reflexiones filos¨®ficas cada vez m¨¢s libres. En este contexto de "relajo institucional", el 24 de febrero de 1996 se produjo el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate por dos cazas de combate cubanos, a lo que sigui¨® la aprobaci¨®n por Clinton de la ley Helms-Burton. La reacci¨®n no se hizo esperar. El 23 de marzo de 1996, el Bur¨® Pol¨ªtico del Partido Comunista de Cuba hizo p¨²blico un informe en el que "alertaba" a los responsables de instuciones culturales y centros acad¨¦micos sobre el peligro de "retrocesos ¨¦ticos" y "concesiones ideol¨®gicas" peligrosas para el socialismo y la revoluci¨®n.

El presidente de la Uni¨®n Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y miembro del Bur¨® Pol¨ªtico, Abel Prieto, explic¨® que el informe alertaba sobre las fuerzas antisocialistas que se pueden ir creando en la sociedad", y dijo que tambi¨¦n hac¨ªa un llamamiento a la unidad y "coherencia" de la intelectualidad, a la "disciplina de los funcionarios" y a "tener en cuenta el papel rector" del partido comunista en momentos de hostilidad de Estados Unidos.

Pronto el documento gener¨® una marejada de incertidumbre en el mundo cultural, e hizo temer a los m¨¢s veteranos, incluso a aquellos con cargo en la UNEAC como el escritor Miguel Barnet, que reapareciesen "las oscuras golondrinas de los a?os setenta". La bola de nieve creci¨® hasta tal punto que la UNEAC y otras instituciones convocaron reuniones en La Habana y el resto de las provincias para tranquilizar los animos.

El propio Abel Prieto explic¨® en una rueda de prensa que no hab¨ªa "un mensaje anticultural y antiacad¨¦mico" en el informe, sino un "llamamiento a la responsabilidad de los intelectuales". El dirigente comunista quiso ser tajante, y afirm¨® que en Cuba no habr¨ªa "cambios en la pol¨ªtica cultural". "No vamos a tener realismo socialista, no vienen los a?os setenta, no se van a inaugurar nuevas censuras ni a realizar cacer¨ªas de brujas", dijo Prieto.

Con este mar de fondo, dentro de unos d¨ªas en Cuba se cumple el 35? aniversario de la reuni¨®n que sostuvo Fidel Castro con un nutrido grupo de escritores y artistas en la Biblioteca Nacional. All¨ª, Castro pronunci¨® sus famosas palabras de "dentro de la revoluci¨®n, todo; contra la revoluci¨®n, nada", que marcaroin la pol¨ªtica cultural de la isla durante tres d¨¦cadas. Hoy, tanto los dirigentes m¨¢s ortodoxos come los artistas m¨¢s cr¨ªticos opinan que esta frase retorna toda su vigencia. "De nuevo la ley Helms-Burton ha tensado la cuerda y ha dado alas a los m¨¢s extremistas, tanto en Cuba como en EE UU. Y, como siempre, los intelectuales que vivimos en Cuba somos los que sufrimos los avatares pol¨ªticos y estamos en medio", explicaba un conocido escritor.