Despierta el f¨²tbol
Portugal dio una deliciosa lecci¨®n de f¨²tbol, pero insuficiente para ganar a Dinamarca
Despert¨® el f¨²tbol. Cuando comenzaba a perderse la esperanza, Portugal sac¨® un repertorio brillante que finalmente no le sirvi¨® para batir a Dinamarca, que contin¨²a firme en su potable tradici¨®n europea. Pero detr¨¢s del resultado, quedan las intenciones y la realidad: Portugal tuvo una gran altura futbol¨ªstica.El partido tuvo la virtud de redimir el pobre comienzo del torneo. Cada uno en lo suyo, Portugal y Dinamarca ofrecieron un juego din¨¢mico, vistoso e intenso, que no es poco para estos d¨ªas. Casi todos los adjetivos deben atribuirse a los portugueses, que tuvieron estilo e ideas. Dinamarca estuvo en el papel que interpret¨® hace cuatro a?os en la Eurocopa. Se tir¨® atr¨¢s, presion¨® con dureza y esper¨® la oportunidad en las salidas de Brian Laudrup, que siempre pinta bien en los torneos cortos.
Dinamarca volvi¨® a encontrarse en la posici¨®n que quiere. Sin mayores m¨¦ritos, alcanz¨® un gol y soport¨® de forma estoica el prolongado ataque portugu¨¦s. El tanto sali¨® dividido entre el error de Vitor Baia en el despeje con el pie y el feliz remate de Brian Laudrup, un cacharrazo que entr¨® junto al primer palo, cosa que tambi¨¦n es sospechosa para los porteros.
Hasta entonces, Portugal hab¨ªa jugado bien. Elaboraba el juego con criterio y con mucha participaci¨®n. Figo y Rui Costa entraban en danza en el medio campo, se juntaban con Paulo Sousa y empezaban una trenza de pases, siempre delicados, siempre precisos, siempre intencionados. La defensa danesa pas¨® un calvario, pero tuvo la fortuna de medirse con un equipo sin gol. Desde el comienzo se vio que era el problema de Portugal, que s¨®lo consegu¨ªa llegar al pen¨²ltimo pelda?o. Y cuando superaban la ¨²ltima frontera, estaba Schmeichel, un portero grandote, valiente y muy r¨¢pido.
Durante los ¨²ltimos minutos de la primera parte, Portugal ofreci¨® una deliciosa lecci¨®n de f¨²tbol, no correspondida por el resultado. Pero en la mezcla de su juego, en la participaci¨®n colectiva, en la elecci¨®n correcta de los caminos, en el toque adecuado y rapid¨ªsimo, Portugal acredit¨® la fama de su joven generaci¨®n.
Dinamarca tuvo bastante con el empate. Se agarr¨® a Brian Laudrup, porque Michael Laudrup no intervino en el juego. Desde el gol de Brian Laudrup, s¨®lo se acerc¨® una vez al ¨¢rea portuguesa -Brian, otra vez-. De los portugueses s¨®lo cab¨ªa lo contrario. Sali¨® con un empate de un partido que debi¨® ganar por oportunidades y juego. Mucho juego.
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