El 'caso Ca?ellas'

GABRIEL CA?ELLAS nunca lleg¨® a digerir su forzada dimisi¨®n en julio de 1995 al frente del Gobierno y del Partido Popular de las islas Baleares por culpa del caso S¨®ller, presunto cobro de comisiones ilegales por parte del PP a cambio de la concesi¨®n de las obras de un t¨²nel de peaje. El hombre fuerte del PP en la comunidad aut¨®noma balear durante m¨¢s de una d¨¦cada se consider¨® entonces "v¨ªctima de un acto de imagen injusto y desproporcionado" por parte Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ante la magnitud de un esc¨¢ndalo que amenazaba con estropearle a ¨¦ste su cuidadosa estrategia de acceso a La Moncloa.Esa actitud de Ca?ellas ha constituido un serio condicionante al desarrollo normal de la vida pol¨ªtica e institucional de Baleares en el a?o que aqu¨¦l lleva fuera del poder pero manej¨¢ndolo en la sombra. Por eso no resultan convincentes las explicaciones que los m¨¢ximos dirigentes populares, incluido Aznar, se han apresurado a dar sobre la reciente dimisi¨®n de Crist¨®bal Soler, investido presidente hace poco menos de un a?o en sustituci¨®n de Ca?ellas a ra¨ªz de dicho esc¨¢ndalo. Formalmente esas explicaciones son congruentes: la remoci¨®n de Soler se debe simplemente a que el grupo parlamentario popular de Baleares le ha retirado la confianza que deposit¨® en ¨¦l hace un a?o. Pero es dif¨ªcil no ver la mano de Ca?ellas en lo que tiene los visos de ser -m¨¢s all¨¢ de las apariencias- una defenestraci¨®n de su sucesor al frente del Gobierno balear. Soler hab¨ªa adoptado en el escaso a?o de su mandato claras iniciativas de gobierno en cuanto a incompatibilidades y normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, e incluso turismo, que no han debido de ser del agrado de su antecesor en el cargo. Adem¨¢s hab¨ªa tenido la osad¨ªa de anunciar la formaci¨®n de un nuevo Gobierno sin consultar previamente a Ca?ellas.

Este cambio en el escenario pol¨ªtico balear ha coincidido con nuevos sobresaltos judiciales en los casos Calvi¨¤ y S¨®ller. Del primero se hab¨ªa librado hasta ahora Ca?ellas -la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca. conden¨® en 1993 a dos militantes del PP y a un comisionista-, pero unas cintas magnetof¨®nicas mantenidas a buen recaudo por uno de los inculpados han puesto de nuevo a los jueces en la pista de m¨¢s altos implicados en este caso de corrupci¨®n, entre ellos Ca?ellas. El pol¨¦mico dirigente del PP balear se enfrenta ahora a una imputaci¨®n de cobro de comisiones y de adjudicaci¨®n injusta del t¨²nel de S¨®ller en 1989 y a otra de intento de soborno, en 1992, a un concejal socialista para que la alcald¨ªa de la poblaci¨®n tur¨ªstica de Calvi¨¤ pasara de manos del PSOE a las del PP.

Aznar forz¨® a Ca?ellas a abandonar los cargos institucionales, pero le dej¨® en la reserva al frente del partido. Que un pol¨ªtico implicado en los dos casos de corrupci¨®n m¨¢s sonados de Baleares siga desde la sombra marcando el paso del Partido Popular y del Gobierno de esa comunidad aut¨®noma desaf¨ªa todos los principios ¨¦ticos y democr¨¢ticos. La plana mayor del PP no puede hacerse por m¨¢s tiempo la distra¨ªda y seguir dando explicaciones m¨¢s o menos bienintencionadas pero ajenas a la realidad de lo que sucede en Baleares. Alguna vez el Partido Popular tendr¨¢ que atreverse a borrar esa mancha -el caso Ca?ellas- que empa?a la imagen de honradez y transparencia que pretende dar a su forma de hacer pol¨ªtica y de gobernar.