"?Jordi qu¨¦?
Holanda vive en un lujoso hotel de Coventry con impresionantes medidas de seguridad
S¨®lo hace dos horas que Holanda se ha estrellado frente a Escocia. Son las diez de la noche del pasado lunes. El equipo holand¨¦s ya hab¨ªa terminado de cenar en un paradisiaco y lujos¨ªsimo hotel de Coventry, al suroeste de Inglaterra. La entrada al recinto donde se encuentran los futbolistas m¨¢s reclamados por los clubes m¨¢s multimillonarios de Europa est¨¢ vigilada desde un kil¨®metro antes de llegar a la recepci¨®n. En el refugio holand¨¦s s¨®lo conviven t¨¦cnicos, jugadores y empleados de la federaci¨®n. Cuatro guardias de seguridad custodian el primer control, a un kil¨®metro de la recepci¨®n. "Por favor, ?el se?or Jordi Cruyff?". "?Jordi qu¨¦?", interpela con gesto contrariado el guardaespaldas que lleva la voz cantante. "Cruyff, Jordi Cruyff". "Ni idea, nunca he o¨ªdo ese nombre; pueden escribirlo". "Ah¨ª lo tiene". "Lo primero es una C. S¨ª, s¨ª, claro". "?Y qui¨¦n es ese se?or, est¨¢ hospedado aqu¨ª?". "Por supuesto, es un jugador de la selecci¨®n holandesa". Un compa?ero del celador le ofrece algunas pistas: "Puede ser, porque adentro hay un equipo de f¨²tbol". Aumenta el estupor y la confusi¨®n: cuatro guardias al un¨ªsono comunic¨¢ndose por walkies con los compa?eros que controlan el interior.Veinte minutos despu¨¦s. "Alguien vendr¨¢ en dos minutos a buscarles". "?Qui¨¦n, el se?or Cruyff?". "No, no, mister Ruyff no, otra persona". Dicho y hecho. Un tipo fortach¨®n se acerca en una moto potente. "S¨ªganme". A la puerta del hotel hay un alfombrado que sirve de minigolf. All¨ª, con la noche cerrada y un silencio inquietante, est¨¢ Guus Hiddink, el seleccionador.
Por fin en la recepci¨®n. "?Podr¨ªa avisar a su habitaci¨®n al se?or Cruyff?". "Escriban el nombre".
Veinte minutos despu¨¦s, con el guardia motorista siempre al acecho, por primera vez alguien nombra el apellido Cruyff, aunque sea desde dos metros de altura. Podr¨ªa ser un p¨ªvot, pero no: "Soy el jefe de prensa de la selecci¨®n holandesa y el se?or Cruyff est¨¢ durmiendo, as¨ª que m¨¢rchense y vuelvan ma?ana [por ayer]. Hay una rueda de prensa y si quieren les apunto en una lista". "De acuerdo". "?A qui¨¦n querr¨¢n ver?". "A Seedorf, Jordi y Hiddink". "De eso nada, s¨®lo a uno y cinco minutos; son las normas". Ya hay m¨¢s de un agente de seguridad en los alrededores del hall. Y cada vez m¨¢s perturbados. Hiddink se percata: "Tranquilos, son espa?oles y son mis invitados". "?Quer¨¦is ver a Jordi?, pues que baje, pero a las once y media en la cama".
Y el joven Cruyff, con C, comenta su ilusi¨®n por haber sido titular: "No ha sido el partido m¨¢s importante de mi vida, pero este torneo es fundamental para mi carrera". La noche previa al partido asegura haber estado muy tranquilo. Adem¨¢s habl¨® por ¨²ltima vez con su padre, que pasa la Eurocopa en Oxford. "Me llam¨® para decirme simplemente que disfrutara de cada segundo del partido". "?No hubo m¨¢s consejos?". "No, no, que va, siempre me dice lo mismo, me ha dicho tantas veces que disfrute...". Jordi reconoce que el ambiente le ha cautivado: "Me encantan los campos ingleses, hay un ambiente muy especial y siempre me han gustado.
Jordi conversa con m¨¢s periodistas espa?oles, hasta que Hiddink lo manda a la cama. Dos horas y media despu¨¦s, 3.30 de la madrugada, en el hotel Oulton de Leeds, donde se aloja Espa?a, con las puertas abiertas de par en par, sin vallas, guardias ni motoristas, ni siquiera estaba el recepcionista para dar las buenas noches.
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